CORONAVIRUS

¿Por qué nadie ha muerto de coronavirus en este país?

Bután, que se encuentra rodeado en el norte por China y en el sur por la India, tan sólo ha tenido 76 casos confirmados.

¿Por qué nadie ha muerto de coronavirus en este país?

Bután es uno de los países que mejor ha resistido los efectos de la COVID-19. Al menos 76 personas contrajeron la enfermedad, pero no ha habido que lamentar víctimas mortales, ni tampoco se ha detectado ninguna transmisión comunitaria. De los contagios confirmados, el primero fue un turista estadounidense y 38 ya se han recuperado por completo.

Sin duda, es un dato que llama la atención puesto que en el norte está rodeado por China (donde comenzó la pandemia) y por India en el sur (que tiene casi 400.000 casos confirmados). Además, se trata de un país que tiene alrededor de 770.000 habitantes y cuya infraestructura sanitaria es más bien modesta.

Precauciones tempranas

Uno de los motivos que explica el escaso efecto del coronavirus es que se impuso una cuarentena obligatoria de 21 días para todos los butaneses que regresaban del extranjero. Además, se establecieron desde el principio medidas de semi-bloqueo, se cerraron las escuelas o los lugares de entretenimiento y se instó a las personas a mantener el distanciamiento físico.

Asimismo, las autoridades establecieron un Plan Nacional de Preparación y Respuesta mucho antes de detectar las primera infección. Poco después, se realizó un rastreo detallado de los contactos estrechos de las personas. Nada más detectarse el primer caso, Bután cerró sus puertas al turismo.

Campaña de promoción

Para concienciar a la población, el Gobierno comenzó una campaña de promoción utilizando todo tipo de plataformas para dirigirse a sus habitantes. También fueron informando mediante actualizaciones diarias en la web del Ministerio de Salud y se celebraron ruedas de prensa semanales para responder a cualquier consulta o inquietud.

Preparado para abrirse

Desde que se tuvo conocimiento del primer caso, han pasado casi tres meses, pero la nación ya se está preparando para abrirse de nuevo. Lotay Tshering, primer ministro, afirmó que la "transición a la nueva normalidad comenzará el 1 de julio. Si se nos da la opción, siempre iremos por la vida antes que la subsistencia. Sin embargo, con las vidas aseguradas, sólo tiene sentido continuar con nuestra rutina".

Por lo tanto, salvo los centros de entretenimiento y las fronteras del país, casi todas las actividades, desde escuelas, universidades, oficinas, transporte público o lugares de culto, se están reabriendo.