La fase 1 que ya afronta el 51% de la población española conlleva una mayor libertad de movimiento, con la opción de volver a viajar en coche para ir a ver a familiares o amigos siempre y cuando no salgamos de nuestra provincia y tan sólo pudiendo ocupar todas sus plazas si es por  los miembros de una misma familia que conviven juntos (en el caso contrario habrá que utilizar mascarillas y dejar un espacio de seguridad).

Mientras se retoma el uso del vehículo, después de que en la fase 0 tan sólo estuviese permitido para actividades esenciales como ir a trabajar, a comprar o a un centro hospitalario, fabricantes españoles de componentes de filtración de partículas para la automoción estudian la capacidad de frenar la expansión del coronavirus con estos medios, evitando su introducción a través del sistema de ventilación. 

En los últimos años dichos expertos ya trabajaban en la retención de los filtros del aire para gases ácidos (NO2, SO2, H2S), con secuelas en enfermedades pulmonares y cardiovasculares; compuestos orgánicos volátiles (VOC), que irritan las mucosas; para el amoniaco y también para el polen. Desde ahora ya estudian un sistema que sirva para retener el avance del COVID-19 a través de los sistemas del coche. 

Según las declaraciones recogidas por ABC, la filtración HEPA es la que se utiliza en el ámbito sanitario en quirófanos, o mascarillas entre otros con una eficacia de al menos el 99,95% en la filtración gérmenes, virus y contaminación microbiológica del aire. Así, ante un virus que se mantiene en el aire, dentro del coche, sí sería eficaz la filtración. El aire se recircularía y saldría limpio. Por este motivo sería la más eficaz para evitar la filtración de virus y gérmenes dentro del habitáculo y la que podría proporcionar una opción para frenar la propagación del coronavirus dentro de un vehículo particular.