El número de muertes por coronavirus en todo el mundo asciende ya a las 239.000. Sin embargo, ha salido a la luz el caso de una mujer que fue declarada fallecida y que ha resultado no estarlo. Es el caso de Alba Maruri Granda.

Esta mujer de 74 años fue ingresada en el Hospital de Guayaquil, Ecuador, el pasado 27 de marzo, con fiebre y problemas a la hora de respirar. Fue declarada muerta por el coronavirus en el mismo día en que la hospitalizaron, e incluso su familia recibió las cenizas en su casa unos días más tarde. Sin embargo, Alba no estaba muerta, y tras recuperar la conciencia la semana pasada, pidió hablar con su hermana.

La identificación de pacientes, un problema para la Sanidad

De los 26.336 casos de contagio que hay en Ecuador, solo la ciudad de Guayaquil posee 15.365 de esos casos -con un total de 242 muertes, de las 1.063 del país-, y este caso ha puesto encima de la mesa los problemas que tiene la Sanidad en cuanto a la identificación de los pacientes se refiere. Además, de momento no se conoce la identidad de a quién le pertenecen las cenizas que recibió la familia de Alba, quienes le lloraron cerca de un mes.

El 24 de abril, un médico, acompañado de un trabajador social y de un psiquiatra, dio la noticia a la familia de que se había tratado de una confusión, y pidieron disculpas. Al día siguiente, Alba Maruri Grande pudo hablar con su familia mediante una videollamada.

El caso irá a juicio

Jorge Wated, jefe de la Fuerza de Tarea Conjunta que está al mando de la gestión de la crisis de los cadáveres, ha señalado que presentará una denuncia por este caso, y además, la familia ya ha reclamado también que les reembolsen los gastos de cremación que tuvieron que asumir.

Según detallan los medios locales, no se trata de un caso aislado, sino que las morgues hospitalarias de Ecuador han recibido decenas de denuncias por la desaparición de restos mortales de los enfermos por coronavirus.