A pesar de que, prácticamente, acumulamos más de un mes de confinamiento, aún quedan en el aire distintos interrogantes sobre aquello que podemos y no podemos hacer. El estado de alarma decretado el pasado 14 de marzo cercena la mayor parte de nuestra movilidad con el objetivo de mantener de aliviar y detener en la medida de lo posible la emergencia sanitaria y las distintas consecuencias provocadas por el nuevo coronavirus. De este modo, gran parte de nuestras rutinas quedan aparcadas, por la alta tasa de transmisión del virus.

Así, y ya que por tanto nos desplazamos con menor frecuencia, tan solo a las excepciones permitidas por el Real Decreto, utilizamos menos el coche. Respecto al uso de este, sabemos que podemos acudir con él a realizar las actividades esenciales. Es decir, acudir a realizar la compra, repostar en una gasolinera o al trabajo, por poner algunos ejemplos en cuanto a establecimiento general. Sin embargo y dado que conocemos que el COVID-19 es altamente contagioso y posee un tiempo de latencia en superficies mayor que otros patógenos, utilizar nuestro vehículo para estas actividades puede convertirlo en un vector de contagio.

El volante, la palanca de cambios, los tiradores de las puertas, los activadores de los intermitentes o cualquier objeto susceptible de uso, está expuesto. Más si cabe en los supuestos en los que debemos compartir coche. Al respecto, un estudio de la Agencia Norteamericana para la Seguridad en Carretera (AAA por sus siglas en inglés) que cita El País, alertaba de que en el volante de los automóviles se detecta cuatro veces más concentración de bacterias que en la superficie de unos servicios sanitarios públicos. Pero, ¿podemos acudir a un lavadero?

Impera el sentido común

Como hemos dicho, el Real Decreto por el que se establecía el estado de alarma es algo difuso respecto a este aspecto. Además, la multiplicidad de casos y excepciones que podrían surgir en torno al mismo no hacen más que oscurecer la cuestión. Por consiguiente, lo más lógico es aplicar el sentido común.

Sabemos, como recoge el documento gubernamental oficial que recoge el BOE, que podemos 'saltarnos' el confinamiento en nuestros hogares para actividades de primera necesidad. También sabemos que las autoridades han confirmado que está permitida la desinfección y limpieza de vehículos de cara a su utilización, siempre y cuando se respeten las medidas de higiene y seguridad.

De esto se deduce que se debería realizar dicha acción en los interiores y no tanto por fuera. Y, a poder ser, siempre que se pueda, de forma individual, por nosotros mismos y en espacios privados, a no ser que tengamos un vehículo de uso profesional laboral. Limpiar un coche de un particular sucio en un lavadero en sus exteriores, por tanto, no se consideraría una necesidad primaria. A no ser que, por ejemplo, la visibilidad del parabrisas no nos permitiera conducir. En este supuesto, y siempre que estaciones de servicio y limpieza se encuentren abiertos (algunos de uso abierto al público general han cancelado sus servicios), se podrá limpiar el coche. Aunque nunca por ocio, invirtiendo tiempo más allá del estrictamente necesario.

Un hombre fue multado en Tudela

Un ejemplo clarividente lo tenemos en la Comunidad Foral de Navarra, concretamente en Tudela, donde un hombre fue multado con 601€ por encontrarse en un lavadero público el pasado sábado 21 de marzo, tal y como informa el diario El Caso. El varón, que afirmó que no quería llevar su vehículo sucio y que optó por salir de casa para limpiarlo, incurrió en una infracción grave, según relata el mismo medio.

Lavadores profesionales: opción segura

Debido precisamente a esto, han surgido distintos establecimientos exclusivos para la desinfección y limpieza de vehículos, especialmente para el personal profesional, como ambulancias o vehículos de transporte común, que haga un uso frecuente del mismo y se encuentren más expuestos. Equipados con maquinaria de última generación y elementos como el ozono, pueden desinfectar nuestros coches para hacer uso de los mismo con total seguridad.