Italia ya se prepara para la desescalada del confinamiento que se impuso en todo el país a mediados de marzo. Se trabaja en varios frentes con vistas al 3 de mayo, cuando se empezarán a permitir ciertas actividades. Uno de ellos es una aplicación que permita controlar la propagación del patógeno cuando se recupere cierta normalidad en la vida cotidiana de los ciudadanos. 

La herramienta se ha llamado Immuni y la ha desarrollado una empresa radicada en Milán, Bending Spoons, seleccionada entre varios aspirantes por el ejecutivo transalpino, que tendrá la propiedad de la licencia y no pagará nada por ella. De momento se testará en un experimento que involucrará solo a algunas zonas del país. Todavía no se ha revelado cuáles serán objeto de este programa piloto. 

Cómo funcionará

Su uso será voluntario, no se impondrá. En los móviles que la descarguen, el sistema Bluetooth alertará cuando el usuario tenga contacto cercano (un metro o menos de distancia) con una persona que esté o haya estado infectada por el coronavirus y que también tenga operativa la aplicación. Por eso es aconsejable, como en todas las aplicaciones de este tipo que se han puesto en circulación en Corea del Sur o Singapur, que la utilice el mayor número de personas posible. 

En el caso de que un usuario dé positivo en la prueba para detectar el patógeno, tendrá la opción de otorgar su consentimiento para que el sistema pueda trazar un mapa de los contactos que ha tenido recientemente y así poder rastrear a otros posibles contagiados. Si no lo concede, la aplicación no tendrá capacidad para iniciar ese protocolo.

El por qué de esta permisividad en cuanto a su descarga y uso se encuentra en la intención de no violar ninguna normativa de la Unión Europea, recelosa en su custodia de los derechos digitales. De hecho, el código de seguimiento de cada terminar será anónimo y temporal. Este proyecto italiano se enmarca en el plan Pan-European Privacy Preserving Proximity Tracing (PEPP-PT, algo así como Trazado de Proximidad con Preservación de la Privacidad Pan-Europeo), con el que colaboran 130 expertos y 30 empresas e institutos de investigación ubicados en ocho países diferentes.