Holanda es el duodécimo país del mundo con mayor número de contagiados por coronavirus. Actualmente, suma casi 18.000 personas infectadas, con 1.766 muertes. Las cifras, para un país de más de 17 millones de habitantes, están experimentando un ascenso bastante pronunciado.

Sin embargo, el Gobierno holandés no ha tomado las mismas medidas de confinamiento que han establecido la mayoría de los países del mundo afectados por la pandemia del coronavirus. El primer ministro, Mark Rutte, ha optado por una solución intermedia, que ha llamado “cuarentena inteligente”.

En un primer momento, el presidente compartió la opinión de su homólogo británico, Boris Johnson. Ambos defendieron la idea de que gran parte de la población se infecte y al mismo tiempo construya inmunidad. En este planteamiento, la economía sigue fluyendo, la actividad sigue funcionando y las consecuencias económicas, teóricamente, no son tan devastadoras. Sin embargo, la virulencia del virus es tan alta que en poco tiempo los hospitales del país podrían colapsar y las muertes podrían multiplicarse de forma exponencial, afectando incluso a los más jóvenes.

Boris Jonhson dio un volantazo y decretó un confinamiento de tres semanas en el Reino Unido al ver que esa opción no era viable. Rutte, por su parte, ha cambiado su idea inicial, pero se ha quedado en un término medio y ha apostado por la cuarentena inteligente, nombre escogido para diferenciarlo del resto de cuarentenas impuestas por otros países como España o Italia, donde se han sucedido incluso prórrogas de confinamiento.

Apuesta por la autodisciplina

Con la cuarentena inteligente, el Gobierno de Holanda ordenó el cierre de peluquerías y de otros negocios en los que sea imposible mantener la distancia recomendada de seguridad para no propagar el virus. Al mismo tiempo, autorizó a que sigan abiertos los espacios públicos en los que sí sea posible guardar la distancia.

Rutte, que estableció estas medidas hasta el próximo 28 de abril, confía en la disciplina de sus ciudadanos y en que seguirán las recomendaciones pautadas para frenar la expansión del coronavirus. En un discurso televisado, el presidente afirmó que en Holanda “no funciona” decir a la gente lo que tiene y no tiene que hacer.

Por tanto, desde las autoridades dejan que sea la autodisciplina de la población la que determine el nivel de penetración que tiene el coronavirus en Holanda. Así, los ciudadanos están autorizados a acudir a sus trabajos si no pueden teletrabajar. Pueden salir a hacer ejercicio de forma individual e incluso es posible ir a otras casas de familiares o amigos siempre que no sea un grupo superior a tres personas y se pueda mantener la distancia de seguridad.

La eficacia de las medidas está por comprobar. Holanda apuesta por la responsabilidad de su población y por mantener activa la mayor parte de la economía. De aquí al 28 de abril se comprobará si funciona o no la cuarentena inteligente y si Rutte tiene que cambiar sobre la marcha y tiene que decretar el confinamiento ante el avance indiscriminado del virus.