As de Espadas

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torero con estoque

SAN ISIDRO

Silencio en la decimoctava

Novillada partida en hierros de Guadaira-Montealto, seria, enseñando las puntas más propias de una corrida de toros.

MUNDOTORO

Silencio en la decimoctava Ampliar
El novillero Gonzalo Caballero frente a su segundo durante la novillada picada del decimoséptimo festejo de San Isidro, con reses de Guadaira, esta tarde en la plaza de Toros de Las Ventas, en Madrid. | Paco Campos

No existe pueblo o ciudad que no tenga un 'Bar Manolo'. Va en el gen del español tener ese bar de referencia que sea cómo sea, siempre está ahí y es el que hay. De iugal manera, no existe festejo, por soporífero que sea, que no tenga su triunfador, real o virtual. Y asi fue la tarde de hoy. Todo, a partir de una novillada partida en hierros de Guadaira-Montealto, seria, enseñando las puntas más propias de una corrida de toros, y con poco o nada aprovechable en una tarde así. Novillada que no era la mejor, pero era la que había. Y con ella hubo un triunfador real: se llama Gonzalo Caballero. El lote de Posada de Maravillas fue a contraestilo del que quiere torear bien y Románentró al 'Bar Manolo' a pedir café y le dieron achicoria.

Gonzalo Caballero tiene, como ha de ser, hambre. Es un novillero cada vez más puesto, con más sitio, pero con la incesante ambición del que debuta. Esa combinación le permite salir reforzado en días así, porque a Caballero no le pesa arrimarse, ni le pesan las grandes plazas. Se maneja con soltura de algo más que novillero y por ello vio pronto al segundo. Era un animal de series cortas, de poco fondo, de no romperle pronto. Lo hizo bien, con un inicio muy encajado, gustándose. Acostumbrados a sus exhibiciones de valor, hoy además acertó a dar su imagen más templada, muleteando con gusto. Pero era tarde de frío en las gradas, posiblemente por la 'sustitución' de titulares de abono por algunos primerizos. Con todo, Caballero remató con bernadinas antes de una estocada que quedó en media y que, de haber sido más acertada, podría haber significado una oreja. Ovación de las que no le valen a un tío con hambre. El quinto, de Montealto, fue un ejemplar amplio y pronto se vio que carente de material con que ilusionar. Muy bruto siempre, soltando la cara. Gonzalo Caballero lo intentó con sinceridad, pero pronto habría de ver que todo era cuestión de pasaportarlo rápido. Con un novillo así no sirve ni el hambre.

El saludo de Posada de Maravillas al tercero hizo albergar esperanzas. Mueve bien el capote el extremeño y como tal lo demostró en varias verónicas y una bonita media. También se vio -o se volvió a ver, mejor dicho- que tiene una zurda para ponerse en valor. Entre intermitencias de la faena, del novillo y del molesto viento, surgieron naturales de sumo gusto, con más continuidad a mitad de faena. Pero no estaba el público hoy con la tarde. Entre unas cosas y otras se consumió la faena en el silencio. Y ya el silencio era el amo cuando salió el sexto. Un novillo muy fuerte por delante, enseñando las puntas. Un toro. Pero tras las puntas no había nada. Posada se puso, lo probó. Vacío el utrero, cansado el público. Sin opción para el novillero.

Román volvía a Madrid en sustitución de Martín Escudero. A escasas fechas de su alternativa el valenciano no rehuyó un nuevo encuentro con Las Ventas tras un feliz debut días atrás. Fue tarde dura para él, primero con el duro que abrió plaza de Guadaira, siempre midiéndole. Tanto se puso que al final 'cobró' en una fea voltereta de la que ya le venía avisando el utrero. Muy serio Román, con la responsabilidad del novillero hecho y sin volverle la cara. El frío que iba a tener la tarde se marcó pronto en una indiferencia popular un tanto injusta. El cuarto no puso el cierre deseado a su trayectoria novilleril. El primero de los de Montealto se movió, aunque pronto yéndose a menos. De un ilusionante inicio por la derecha se pasó a, progresivamente, ese silencio 'leitmotiv' de tantos festejos y tantas tardes en el 'Bar Manolo'.

La novillada remendada de Guadaira-Montealto recordó mucho a ese colectivo de bares 'Manolo'. Habituales, parte innegable de todos nosotros, pero, para Las Ventas, y en San Isidro, no el mejor entorno. Hay momentos para aspirar a cotas más altas. Como habría que aspirar a otro tipo de novilladas.

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