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Altas temperaturas y olas de calor: cómo afectan a nuestro cerebro

Las altas temperaturas afectan al funcionamiento de nuestro organismo provocando una sensación de fatiga física, pero también se deja notar en la actividad habitual del cerebro.

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El calor puede producir desde irritaciones en la piel y calambres hasta un aumento de temperatura tal, que puede llevarnos incluso a la muerte si no recibimos atención médica urgente. Nuestro organismo está compuesto aproximadamente de un 60% de agua. La pérdida de agua y sales minerales por el sudor, si no se repone, produce síntomas como dolor de cabeza, mareos, debilidad muscular o calambres, náuseas y vómitos e incluso pequeñas elevaciones de la temperatura corporal.

Pero más allá de aspectos relacionados con un malestar físico general, las altas temperaturas se deja notar en la actividad habitual del cerebro, sobre todo, si se superan los 38'8 grados centígrados. "Las altas temperaturas influyen en el comportamiento de las células del sistema nervioso central cuyo ritmo se ralentiza”, explica el doctor Ernesto Orozco Sevilla, especialista en Neurología y Neurofisiología del Hospital Quirónsalud Campo de Gibraltar.

"Por encima de esa temperatura (38'8ºC) e incluso en exposiciones cortas de tiempo (60 minutos), se pueden observar cambios transitorios en la memoria a corto plazo y en el razonamiento. Una circunstancia que se acentúa a medida que asciende el termómetro ya que por encima de los 40 grados existen cambios estructurales en las neuronas y, en caso de que no se actúe a tiempo reduciendo la temperatura corporal mediante el enfriamiento, puede provocar un daño cerebral irreversible siendo el cerebelo (coordinación muscular) especialmente susceptible", advierte el doctor Orozco Sevilla.

Llegados a este punto, además de prestar especial atención a personas de avanzada edad, con patologías crónicas o medicadas, conviene evitar estados de deshidratación, ya que es un factor de riesgo potencial para el cerebro.

"Provoca una alteración de la actividad neuronal a múltiples niveles. Por ello, debemos beber abundantes líquidos y evitar las bebidas con demasiado azúcar o alcohol, ya que pueden provocar o agravar la deshidratación", concluye Orozco Sevilla.

¿Qué podemos hacer para proteger nuestra salud?

Los problemas de salud asociados a las altas temperaturas pueden evitarse con medidas muy sencillas:

  • Beba mucha agua o líquidos sin esperar a tener sed , salvo si hay contraindicación médica. Evite las bebidas alcohólicas, café, té o cola y las muy azucaradas.
  • En los días de intenso calor permanezca en lugares frescos, a la sombra y si es posible pase al menos dos horas en algún lugar climatizado. Tome una ducha o un baño fresco.
  • Baje las persianas evitando que el sol entre directamente . No abra las ventanas cuando la temperatura exterior es más alta. Evite usar máquinas y aparatos que puedan producir calor en las horas más calurosas. A partir de los 35ºC en el interior de la vivienda, un ventilador sólo mueve el aire, no lo enfría. Utilice todas las medidas tradicionales a su alcance.
  • Haga comidas ligeras que le ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor (ensaladas, frutas, verduras, gazpachos o zumos).
  • Evite las actividades en el exterior en las horas más calurosas, sobre todo si las actividades son intensas.
  • Si tiene que permanecer en el exterior procure estar a la sombra, use ropa ligera y de color claro, protéjase del sol, use sombrero. Utilice un calzado fresco, cómodo y que transpire.