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NUTRICIÓN

4 tipos de panes que merece la pena conocer

Kamut, moringa, algarroba, espelta... el que más contenido en fibra tiene, el mejor para los deportistas, el más sabroso, el que más minerales tiene, el que aporta más hierro y calcio...

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Amasa

Dicen que el confinamiento también nos ha hecho más sibaritas. Más de buscar productos naturales, buenos, con alto valor nutricional... Es posible que hasta hayas sacado la panificadora que te regalaron hace años y pases horas horneando masa con pipas.

Lo que es seguro que es el pan es un alimento básico, de primera necesidad para muchos, denostado durante años, y que está viviendo una segunda juventud gracias a los que buscan recuperar sabores y consumir productos de calidad. 

4 tipos de pan que merece la pena probar

El pan de harina Kamut se elabora con trigo Khorasan, uno de los trigos más antiguos que existen, y puede contener hasta un 40% más de proteína que el trigo blanco. También contiene un 65% más de aminoácidos y ácidos grasos y bajo índice glucémico. Es un pan muy indicado para deportistas y niños, ideal para reponer energía de forma saludable por su contenido en vitaminas B3, A, y K, magnesio y zinc. Tienen un alor calórico aproximado de 337 calorías por rebanada de 100 gramos. 

Conocida también como escanda, la espelta se considera el origen de todas las variedades de trigo actuales. Es el pan con más fibra y menos calorías, 260 kcl por 100 gr, y de alto contenido en proteínas de alto valor biológico, lo que la convierte en aliada perfecta en dietas. Ayuda a saciar por su alto contenido en triptófano, que mantiene el ánimo arriba, y es rica en vitamina B-12 y B-6. "El de Amasa sigue un proceso de fermentación lenta, que da como resultado una corteza dorada y crujiente, miga tierna y sutilmente dorada, sabor ligeramente dulce y aromas cercanos a la nuez", cuentan.  

Conocida como el chocolate de los pobres o chocolate de la posguerra, la algarroba contiene vitaminas esenciales, antioxidantes y taninos que contienen ácido gálico, que es un potente antiséptico, antialérgico y antibacteriano natural. Es un alimento energético, con alto contenido en azúcares, un 50% de azúcar natural, un 10% de proteínas, así como minerales como calcio, hierro y fósforo.  "En el horno de Amasa el pan se elabora con mezcla de harinas ecológicas de algarroba y trigo blanco, masa madre, agua y sal", añade la brasileña Silene da Rocha, al frente del horno de Amasa y creadora de este proyecto que rinde homenaje a las tradiciones, a las mujeres brasileñas y a su abuela María.

"Nuestro pan de moringa tiene su origen en una conversación apasionada con nuestro proveedor, Yguá Moringa, que distribuye moringa en todo el mundo procedente de su plantación biodinámica ubicada en la frontera Paraguay-Uruguay, donde apoyan a la población indígena, muy empobrecida y dependiente de la agricultura, proporcionando trabajo justo, especialmente a las mujeres de la región". 

“Descubrí Yguá gracias a la chef María Marte, que era cliente de Amasa y nos presentó a Marta, una de las fundadoras de Yguá. En ese momento se nos ocurrió probar a elaborar un pan de moringa, que es el que ha llegado hasta hoy, tendencia más que nunca”, explica.

Originaria de la India y muy usada en la cocina ayurvédica, la moringa tiene alto contenido de proteína vegetal, rica en hierro (más que las espinacas), vitamina C (más que la naranja) y calcio (más que la leche), lo que la convierta en un buen aliado nutricional. Su poder saciante le da permiso a entrar en dietas de adelgazamiento o mantenimiento.

"El pan de moringa de Amasa se elabora con una mezcla de harinas ecológicas blanca e integral, y como la infusión de moringa aporta notas de té, hemos añadido unas notas de arándanos rojos para compensar sabores. Su color verdoso es inconfundible y muy inspirador".