La sociedad española se ha familiarizado en las últimas fechas con el rostro de un ministro que, a raíz de la pandemia, se ha convertido en un habitual en las televisiones. Hablamos de Salvador Illa, Ministro de Sanidad. Catalán (La Roca del Vallés), de 53 años de edad, ha desarrollado una amplia trayectoria en cargos públicos antes de alcanzar su estatus actual.

Licenciado en Filosofía por la Universidad de Barcelona, Illa ha sido concejal y alcalde de su localidad natal, director General de Infraestructuras del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña, director de Gestión Económica del Ayuntamiento de Barcelona y coordinador del Grupo Municipal Socialista, así como secretario de Organización del PSC, cargo que ocupó hasta ser nombrado para su actual puesto por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado de 10 de enero. Sustituyó en el puesto a María Luisa Carcedo.

Illa, que también fue miembro del equipo negociador del PSOE que alcanzó un acuerdo con ERC para la abstención del partido catalán en la investidura de Sánchez, posee un máster en Economía y Dirección de Empresas por el IESE (Universidad de Navarra), además de su licenciatura universitaria, y ha ejercido como profesor asociado de la Facultad de Relaciones Internacionales Blanquerna, impartiendo Introducción a la Economía.

Aficiones y vida personal

Salvador Illa está casado y tiene una hija, le gusta practicar deporte (sobre todo correr cuando tiene tiempo), se maneja perfectamente hablando inglés y tiene fama de dialogante y discreto. Estudió en los salesianos, trabaja en política desde los 21 años, cuando se estrenó como concejal en La Roca del Vallés, y su única experiencia laboral en el sector privado tuvo lugar en el departamento comercial de una empresa de plásticos, una vez acabó el servicio militar. Le gusta leer ensayo político e histórico y lleva afiliado al PSC desde 1995. Posee una estrecha relación con Miquel Iceta, primer secretario de los socialistas catalanes, después de trabajar juntos durante años.

La labor actual de Illa supone su primera experiencia en el ámbito de la sanidad, campo con el que no había tenido relación hasta alcanzar el Ejecutivo. Por ello, su nombramiento provocó cierta sorpresa en profesionales de este sector. Ahora tiene la difícil tarea de ser uno de los principales líderes de la lucha contra el coronavirus.