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Los trucos de Harvard para comer fuera de casa sin engordar

Adaptar el tamaño de las raciones, compartir platos o evitar las bebidas azucaradas son aparentes pequeños pasos que ayudan a comer mejor fuera del hogar.

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Una comida fuera de casa para no engordar.
Jakub Kapusnak Foodiesfeed

Controlar lo que se come es fácil cuando cocina en casa o lleva el tupper al trabajo. ¿Pero qué pasa cuando el descanso en un turno partido se usa como reunión de trabajo o hay una obligación social? Elegir el restaurante ya será una tarea compleja si no es una selección de otros, una situación limitada por la disponibilidad o una elección de quien invita. Puede que unos elijan un lugar vegano, otros un de comida saludable y otros opten por el menú de batalla con café copa y puro. La Universidad de Harvard ofrece una serie de trucos para intentar manejar esta obligación sin salirse de una dieta sana que siempre debe consultar con un dietista-nutricionista.

- Restaurantes con buenas opciones (si hay margen para la elección)

Elija los lugares que sepa que le ofrecerán variedad de comidas saludables. Si hay que votar, únase a los que van a ir a uno en que la carta ofrece legumbres, verduras, cereales integrales, mariscos y frutas. Si va a comer fuera por iniciativa propia, no tiene ninguna excusa que permita saltar este punto.

- Anticipación

Actualmente, es raro cuando un restaurante no muestra en su página web su carta de comidas. Puede que el menú sea genérico, pero seguro que puede encontrar los platos saludables y hasta comparar la información nutricional antes de sentarse a la mesa. Así puede evitar los alimentos con demasiadas calorías, grasas, azúcar o sodio.

- Las bebidas

Si sólo mira al plato puede olvidar otro mal hábito. Las bebidas azucaradas sumarán el azúcar añadido que había restado con las opciones de alimentos saludables. Y es posible que en mayor medida si es uno de esos lugares en los que el relleno es gratuito y tentador. El agua siempre es la opción óptima, aunque para acompañar será mejor el o el café que las bebidas carbonatadas. No hace falta recordar lo nocivo que es el alcohol.

- Tamaño a su medida

No todo el mundo puede comer la misma cantidad. Algunos necesitarán menos por su tamaño, capacidad de quemar calorías o estilo de vida. Compartir puede ser vivir más y mejor en estos casos. Con amigos, compañeros de trabajo o familiares se puede optar por pedir un plato a medias o repartir para no llenar el estómago sin sentido.

El truco de Havard es pedir entremeses, raciones o platos pequeños en lugar de los principales. Así también se puede ayudar a compartir y contribuir a que la comida o cena sea también un pequeño evento social.

En algunos casos podrá aprovechar una opción relacionada: guardar lo que sobre para llevar. Cada vez hay más restaurantes que facilitan esta salida que evita las ingestas pantagruélicas y el desperdicio innecesario de comida.

- Guerra a los fritos

"Escape de los alimentos fritos". Es una orden directa de Harvard en su 'Guía para comer sano". No será difícil encontrar alternativas de alimentos cocinados a la parrilla, horneados o escalfados. La materia prima es fundamental pero no los rebozados que pueden acabar con las buenas intenciones.

- Verduras extra

No es frecuente que los restaurantes se excedan con la guarnición de verduras, pero se puede solicitar que el verde esté más presente en el plato o pidiendo el acompañamiento aparte de estos alimentos saludables. ¿El truco? Mejor una ración de verduras para acompañar que una de patatas fritas.

- Menos salsa y más salud

Las salsas son la trampa escondida en algunos platos a priori saludables. A veces por sus ingredientes y a veces por sus cantidades. Si observa un volumen exagerado en su plato se puede solicitar al camarero que se retire o el propio comensal puede apartar sin comer la tentación. Harvard avisa de que el problema es que suelen concentrar grasas saturadas por recomendables porque uno de sus ingredientes suele ser la mantequilla o una crema.

- Postres ligeros

Puede que haya conseguido superar los obstáculos anteriores con habilidad y gracia, pero el último es de los difícil de saltar. La carta de postres es tan jugosa y apetitosa que puede tirar abajo el anterior trabajo de la voluntad. Hay postres con más de 1.000 calorías que pueden desequilibrar los esfuerzos anteriores de quienes intentan adelgazar. Esas tartas... Esos helados... Es momento de usar la razón y escoger la fruta o los dulces sencillos. Si duda, la opción de compartir vuelve a ser buena.