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El agua con gas y las aguas aromatizadas dañan los dientes

El agua con gas y las aguas minerales aromatizadas erosionan el esmalte de la boca porque sus ácidos trabajan en contra de la reparación de la dentadura.

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Agua con gas, una bebida que también daña el esmalte de los dientes, servida con limón y hielo.
Toni Cuenca StockSnap

El agua es la mejor bebida del mundo. Hidrata como ninguna, es natural, barata en algunos lugares, no tiene calorías ni azúcares y es saludable. Sin embargo, muchas personas se cansan de la monotonía de ingerir el mismo líquido y buscan alternativas. Algunos nutricionistas recomiendan el agua con gas como la bebida más cercana en propiedades. Este tipo de líquido tiene sus beneficios y sus inconvenientes más allá de la leyenda de que es más saciante o de que engorda. En realidad, simplemente infla el estómago pero se absorbe tan rápido como el agua natural y tiene las mismas calorías: niguna. El problema es que se trata de un brebaje que amenaza a los dientes, a veces, más que unas pocas bebidas azucaradas (reforzadas con calcio).

Lo único que protege al esmalte, el material más duro fabricado con un proceso biológico, son el calcio y el fosfato que rellenan los agujeros provocados por la erosión. Esta restauración suele producirse gracias al agua y a los dentífricos que reponen estos minerales. Pero esta labor de protección se ve dificultada con las bebidas que atacan con ácidos esta parte del cuerpo.

Los expertos Nicola Innes y Suzanne Zaremba han recordado en The Conversation que lo que hace distinta al agua con gas respecto al agua corriente es el dióxido de carbono. Esta diferencia supone un aumento de los ácidos en la boca y, con ello, un daño para el esmalte cuando no puede equilibrar y reparar el esmalte.

Ni zumos ni bebidas carbonatadas ni aguas aromatizadas

Según un estudio de la Universidad de Melbourne (Australia), la mayoría de los refrescos y bebidas deportivas causan el ablandamiento del esmalte dental en torno a un 30 % o un 50 %. Esto incluye las aguas minerales aromatizadas que paulatinamente llegan al mercado español porque también comparten con las bebidas carbonatadas azucaradas y no azucaradas su labor de disolución de los minerales que protegen el esmalte de los dientes. El poder erosionador del esmalte está relacionado con el pH inicial del líquido. El agua con gas se sitúa entre el 5 y el 6 en una escala en que el neutro es el 7 y las bebidas de cola bajan al 2,5. No obstante, un informe de científicos suecos afirma que el tiempo que se mantenga el líquido en la boca antes de pasar al estómago también es un factor clave.

Recomendaciones de Oral Health (Australia)

  • Beber más agua (la mejor es fluorizada), especialmente entre comidas.
  • No lave su dentadura justo después de comer o beber productos ácidos. Enjuague su boca con agua y espere una hora antes de cepillarse.
  • Limite la ingesta de refrescos, zumos de frutas, bebidas deportivas y bebidas dietéticas.
  • Si bebe bebidas ácidas, hágalo a la hora de las comidas.
  • Mastique chicle sin azúcar (particularmente uno con fosfato de calcio biodisponible). Esto puede estimular el flujo de saliva, eliminar los ácidos con un enjuague natural y endurecer el esmalte erosionado.
  • Hágase chequeos regulares con un profesional de la salud bucal.

¿Hay alguna bebida que no sea agua que no perjudique a los dientes? En el estudio de los científicos australianos encontraron dos bebidas energéticas con alto contenido en calcio que no restaron esmalte a la dentadura: 'Sukkie' (sabor limón y sabor baya) y 'Endura' (sabor frambuesa). ¿El problema? Los azúcares que contienen estos brebajes no se pueden calificar como recomendables o saludables.

La última advertencia de los expertos en odontología es la moderación y no creerse la publicidad. Ni siquiera los zumos de frutas o las nuevas bebidas con propuestas seductoras se salvan. "La mayoría de las bebidas sin azúcares añadidos con una etiqueta 'no agresiva para los dientes' contienen altos niveles de ácidos cítricos y un potencial erosivo", sostienen desde el departamento estatal de Australia encargado de la salud dental. Así que la mejor elección como alternativa al agua siempre será el agua. Sin gas ni aromas añadidos.