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Los vapeadores no escapan de las enfermedades respiratorias

El cigarro electrónico puede dañar los pulmones con rapidez y aumentar el riesgo de afecciones como asma y bronquitis.

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Un vapeador prepara su cigarrillo electrónico.
VapeClubMY Unsplash

El primer estudio en profundidad sobre fumadores que vapean ha revelado que el cigarrillo electrónico también está relacionado con las enfermedades respiratorias. Además, otros científicos alertan sobre los numerosos adolescentes que fuman todo tipo de sustancias en Estados Unidos sin conocer los riesgos.

La investigación principal, publicada en American Journal of Preventive Medicine, analizó a aquellos que fumaban cigarrillos electrónicos con nicotina. Los investigadores observaron a 32.000 adultos que hasta 2013 no habían tenido síntomas sobre problemas con sus pulmones. Tres años después, algo relativamente rápido para la medicina, un 30 % de ellos desarrollaron algún problema crónico pulmonar como asma, bronquitis o enfisemas, lo que se conoce como en su conjunto como Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).

Vapear está considerado una opción para dejar de fumar nicotina pero, según el autor del informe, Stanton Glantz, el problema es que la mayoría de los adultos que vapean siguen fumando tabaco convencional. Apenas un 1 % de los fumadores habían dejado los cigarros tradicionales. «Así, suman los riesgos de fumar con los del cigarrillo electrónico», avisa el profesor de la Universidad de California en la cadena estadounidense NBC. El cálculo se dispara en estos casos de combinación de ambos consumos hasta tres veces más posibilidades de desarrollar estos problemas respiratorios.

Los adolescentes fuman nicotina, marihuana y otras sustancias

El problema no es solo de los adultos. Otro estudio publicado este lunes alerta sobre las costumbres de los adolescentes norteamericanos que vapean. Según la Revista Americana de Medicina Preventiva, el 12 % de los jóvenes aseguran haber fumado con sus dispositivos electrónicos marihuana, nicotina y otras sustancias, el doble de los encuestados en 2017. Para Mohammad Siahpush, coautor del estudio en la Universidad de Nebraska, esto supone que no han aprendido: «La verdad es que ninguna forma de tabaco es segura».