La ‘Encuesta sobre Hábitos de Consumo 2019’, elaborada por un foro en el que participan las asociaciones de consumidores CECU, FUCI, UNAE y Cauce, junto con la cadena de supermercados Mercadona, y basada en las entrevistas a 3.300 familias de todas las regiones españolas, pone de manifiesto una realidad: los consumidores mostramos claras señas de confusión en lo que alimentación se refiere.

El estudio revela que la mitad de los participantes en la encuesta considera que no está bien informado a la hora de hacer la compra, pese a que dos de cada tres reconocen que la alimentación tiene impacto en la salud. Y el etiquetado de los productos es uno de los principales caballos de batalla para el consumidor que, en líneas generales, reclama mayor claridad: uno de cada cuatro la califica de "confusa" y más de dos tercios piden una mayor simplificación y una letra más grande.

Fecha de caducidad y fecha de consumo preferente

Y dentro de la información que ha de contener una etiqueta por ley se encuentra una básica, quizá la que con mayor frecuencia se consulta y que sin embargo sigue siendo indescifrable para un 28 por ciento de los consumidores: la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente. ¿Cuál es la diferencia? Ambos conceptos, aunque relacionados, difieren en cuanto a que la fecha de caducidad se refiere a la seguridad y posibles riesgos para la salud de consumir determinados productos y la fecha de consumo preferente se asocia más a la calidad de los alimentos. Además, saber diferenciarlos es una medida de ahorro que puede evitar el desperdicio.

Fecha de caducidad

La fecha de caducidad se indica en productos que son muy perecederos y con riesgo microbiológico por lo que, una vez se sobrepasada la misma, el alimento en cuestión no debe consumirse por la posible presencia de bacterias patógenas.

• No consumir ningún alimento una vez pasada la fecha de caducidad.
• La fecha de caducidad aparece en alimentos muy perecederos, como pescado fresco, carne carne fresca, etc...
• Es necesario seguir las instrucciones de conservación, por ejemplo ‘conservar en el frigorífico’ o ‘conservar a 2-4 °C’; de lo contrario, el alimento se estropeara antes y existe riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria.
• Congelar el alimento en casa poco después de adquirirlo, puede alargar su conservación más allá de la fecha de caducidad, siempre que lo congele correctamente.
• No obstante, seguir las instrucciones que figuran en el envase es lo más adecuado: ‘guardar en el congelador hasta la fecha de caducidad’, ‘cocinar sin descongelar’ o ‘descongelar previamente por completo y consumir en las veinticuatro horas siguientes’.
• Una vez abierto un envase con fecha de caducidad, seguir las instrucciones de conservación y consumo: ‘una vez abierto el envase, consumir en tres días»’, teniendo presente que el alimento debe consumirse antes de que pase la fecha de caducidad.
• Conviene consumir un alimento descongelado en las siguientes 24 horas.

Fecha de consumo preferente

La fecha de consumo preferente se aplica a productos más duraderos y está directamente relacionada con las propiedades organolépticas de un alimento como el sabor, la textura, el olor, o el color. Una vez pasada esta fecha se pueden consumir los alimentos, aunque pueden haber perdido parte de esas propiedades pero no hay riesgo microbiológico.

• El alimento sigue siendo seguro para el consumidor una vez pasada la fecha de consumo preferente, siempre que se respeten las instrucciones de conservación y su envase no esté dañado; sin embargo, puede empezar a perder sabor y textura.
• La fecha de consumo preferente aparece en una amplia variedad de alimentos refrigerados, congelados, desecados (pasta, arroz, etc.), enlatados y otros alimentos (aceite vegetal, chocolate, etc.).
• Antes de tirar el alimento por haber pasado su fecha de consumo preferente, comprobar si tiene buen aspecto y si huele y sabe bien, cerciorándose antes de que el envase está intacto.
• Cuando se abra un envase de alimentos con fecha de consumo preferente, seguir las instrucciones, por ejemplo ‘una vez abierto el envase, consumir en tres días’.