Deporte y Vida

SALUD

9 beneficios de la práctica de ejercicio físico en pacientes oncológicos

Los efectos secundarios de los tratamientos quirúrgicos, oncológicos y del propio cáncer producen una merma de la calidad de vida de los pacientes que puede paliarse gracias al ejercicio físico.

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Fatiga muscular, pérdida de fuerza, descenso en la capacidad aeróbica y pérdida de movilidad articular, que deriva en afectación funcional, son algunas de las causas que inciden en la pérdida de calidad de vida de los pacientes que sufren cáncer como consecuencia de los efectos secundarios de los tratamientos quirúrgicos, oncológicos y de la propia enfermendad.

Sin embargo, gracias a la práctica de ejercicio físico, personalizado y adaptado a las circunstancias de cada paciente, se pueden lograr mejoras sustanciales. “Para mejorar la calidad de vida de los pacientes sometidos a este tipo de terapia, es necesario un programa de ejercicio físico planificado, adaptado a sus necesidades individuales, basado en la evidencia científica y supervisado por especialistas, que mejora y recupera algunos de los efectos secundarios y provoca la recuperación del paciente para que pueda incorporarse a un programa deportivo de salud”, explica Elena García, coordinadora de la unidad de Ejercicio Físico Oncológico del Hospital Vithas Rey Don Jaime de Castellón.

“Estos programas abarcan desde la reeducación postural, movilidad articular y flexibilidad, coordinación inter-intramuscular, programa de fuerza muscular capacidad aeróbica o actividad cardiovascular”, añade García, licenciada en Ciencias de la Actividad Física y Deporte.

9 benefios clave

Por ello, no es de extrañar que los pacientes oncológicos puedan obtener diversos beneficios de la práctica de actividad física

  • Reduce la fatiga relacionada con el cáncer
  • Aumenta la masa muscular y los niveles de fuerza
  • Mejora la composición corporal
  • Regula la respuesta inflamatoria y el sistema inmune
  • Aumenta la biogénesis mitocondrial
  • Limita la toxicidad a la quimioterapia
  • Regula la glucosa y la resistencia a la insulina
  • Preserva y mejora la densidad mineral ósea
  • Mejora los dolores articulares

“Además de reducir los efectos secundarios de la enfermedad, mejora la eficacia y tolerancia de los tratamientos de quimioterapia, radioterapia, cirugía, deprivación hormonal, terapias dirigidas e inmunoterapia. Evidentemente nuestra intervención con el ejercicio físico ha de tener en cuenta las variables de la enfermedad oncológica (subtipo de cáncer, estadio, grado del tumor, tiempo desde diagnóstico, biomarcadores tumorales , respuesta al tratamiento …), variables del tratamiento (cirugía, quimioterapia, radioterapia, terapia hormonal, terapias dirigidas, inmunoterapia,…), variables del ejercicio físico ( frecuencia, intensidad, volumen y tipo de ejercicio) y los principios del entrenamiento adaptados a la fisiopatología (afectación funcional, cambios en la composición corporal y cardiotoxidad)”, concluye la especialista.