Con Bon Jovi no hay término medio: o amas su música o la odias. La banda de New Jersey, que nació cercana al heavy, transitó por el terreno del rock y acabó instalándose en la cultura pop, sigue incombustible a pesar de los años. Y ha dado buena muestra de ello en el Wanda Metropolitano que, seis años después de su última visita a España, fue el escenario que ha acogido el regreso del grupo a nuestro país, sin varios de sus miembros fundadores y con un Jon Bon Jovi cuyo elixir de la eterna juventud no parece incluir un remedio para sus cuerdas vocales, que han perdido el brío de antaño.

El caso es que, más allá de que guste más o menos, Bon Jovi es un icono de la música que durante décadas ha enloquecido a varias generaciones. Considerado un sex symbol prácticamente desde el inicio de su carrera a principios de los años 80 del siglo pasado, los años le han tratado bien y ha sabido asumir con naturalidad el proceso. “Te conviertes en ese alguien que veías en tus padres y en las personas mayores en tu vida y, aunque en el fondo pensabas no quiero vivir para ser tan viejo, la realidad es que es mucho mejor que morir”, aseguraba en una entrevista a 'The Guardian' cuando ni siquiera había alcanzado los 50.

Ahora, con 57 años, John Bon Jovi tiene unas cuantas canas más pero aparentemente la misma energía. ¿El secreto? No hay secreto. A diferencia de lo que le ha sucedido a muchas estrellas del panorama, el músico ha vivido alejado del exceso en todo momento. Casado desde 1989 con su novia del instituto, Dorethea Hurley, y padre de cuatro hijos, a Bon Jovi no se le conoce ni un solo escándalo o coqueteo con las drogas. Se ha cuidado y se cuida. Sin más.

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Genes, gimansio, running...y yoga

Y es que John Bon Jovi siempre ha reconocido que los suyo es una cuestión de genes. “Nunca consideraría la cirugía estética”, ha llegado a decir y lo cierto es que no da la impresión de que haya pasado del sombra aquí y sombra allá al bisturí. Lo que no han faltado han sido horas de gimnasio levantado pesas y kilómetros corriendo. Y Últimamente Yoga. Mucho Yoga. “Lo descubría hace tiempo y me encanta. Ahora soy un hombre del soglo 21”, explica.

Los años no pasan en balde, pero parece claro que a John Francis Bongiovi y a su banda todavía le quedan páginas por escribir. Puede que su fama de ñoño y hortera siga vigente. Y puede que no vuelva a se capaz de alcanzar los agudos de Livin’ on a prayer nunca más. Pero dale un estadio que lo llenará.