Las 4 reglas básicas de Arnold Schwarzenegger para alcanzar el éxito en la vida
El icónico actor, leyenda del culturismo, político y filántropo austriaco, nacionalizado estadounidense, tiene clara cuál es la receta, basada en su propia experiencia vital, para lograr tus metas.
Habitualmente estamos acostumbrados a pensar en Arnold Schwarzenegger (71) como ese mito del cine de acción de los años 80 sin tener en cuenta que antes de que alcanzara la fama y después de lograrla, su trayectoria lejos de la gran pantalla es tan o más respetable. Antes de intervenir en cintas como Conan o Terminator, Schwarzenegger ya era considerado como uno de los mejores culturistas de todos los tiempos, y después de convertirse en estrella de Hollywood, exploró otras facetas relacoinadas con la política y la filantropía.
Hoy en día Arnold Schwarzenegger es todo eso: leyenda del culturismo, icónico actor, político y filántropo. Y es precisamente en esta última faceta en la que el austriaco ha demostrado unas grandes dotes como orador ya sea en sus innumerables intervenciones a favor del medio ambiente, de fomentar unos hábitos de vida saludables o de inspirar a las personas para que no renuncien a sus sueños.
Las 4 reglas básicas de Schwarzenegger para triunfar
1. Tener un propósito
- “La primera regla del éxito es tener un sueño. Si no tienes un propósito o un objetivo acabarás vagando y yendo hacia ningún lado. Nací en Austria en 1947 después de la II Guerra Mundial y no era un lugar que me gustara especialmente cuando crecí. No veía la hora de abandonar el país porque no me veía siendo un granjero o trabajando en una fábrica y, aunque mis padres querían que permaneciera allí y tener una vida normal, era su sueño no el mío: yo sentía que había nacido para hacer algo especial y único".
- "Yo tropecé con mi sueño cuando a los 11 años vi en el colegio un documental sobre EEUU. Ahí es donde quería ir. Y poco después pasé por una tienda en la que vendían productos americanos y vi en la portada de una revista a Reg Park, que fue 3 veces Mister Olympia y llegó a protagonizar a Hércules en la gran pantalla y entonces lo tuve claro: quería convertirme en un campeón de culturismo como él. Quería protagonizar películas y ser rico y famoso. Fue una sensación liberadora saber qué es lo que quería hacer. A los 20 años me convertí en el Mister Olympia más joven en lograrlo y luego vino el resto".
2. No escuchar a las personas negativas
- “Todo lo que he logrado en mi vida ha sido a pesar de la negatividad de la gente. Cuando dije que quería ser un campeón de culturismo lo único que oía es ‘no se puede hacer’ o ‘es imposible’. Incluso mi círculo más cercano, mis padres, lo decían. Y les demostré que sí se podía. Cuando alguien dice no, yo escucho sí. Cuando alguien dice que es imposible, yo escucho que es posible porque creo en ello con todas mis fuerzas".
- "Nelson Mandela decía que todo es imposible hasta que alguien lo hace. No escuchéis a las personas negativas. Cuando quise ser actor me dijeron que dónde iba con ese cuerpo tan grande y ese acento alemán, pero cuando hice Conan mi cuerpo fue determinante y cuando hice Terminator mi acento también. Lo que era un hándicap se convirtió en una ventaja".
3. Trabajar duro
- “No hay una píldora mágica. Todo se basa en el trabajo duro. Por eso me molesta cuando oigo a la gente decir que no tiene 45 minutos o una hora al día para mejorar en algo. Imagina que entrenas todos los días una hora, que estudias historia o que empleas ese tiempo para poner en marcha un negocio en el que crees. Imagina lo lejos que puedes llegar. Un día tiene 24 horas y dormimos muchas veces una media de 6. Tienes 18 horas y si te organizas bien con todas tus obligaciones hay tiempo suficiente para todo. Cuando llegué a EEUU iba a la Universidad, trabajaba en la construcción, entrenaba y daba clases para ser actor. No desaproveché ni un solo minuto".
- "Me hice muy amigo de Muhammad Ali en los años 70 y una vez estando en el gimnasio alguien le preguntó que cuántas abdominales hacía y su respuesta fue que no lo sabía con certeza porque solo empezaba a contar cuando le dolía. Eso es trabajar duro".
4. No tener un plan B
- “Odio tener un plan B. Cuando dudas de tus posibilidades es muy peligroso porque empiezas a pensar de la manera equivocada. Si mi plan A no funciona tengo un plan B y cada segundo que dedicas a pensar en el plan B es energía que le quitas al plan A. Y es importante entender que rendimos mejor si no tenemos una red de seguridad en cualquier ámbito de la vida. A la gente le gusta tener un plan B porque tiene miedo a fracasar. Pero la realidad es no hay que tener miedo al fracaso porque no hay nada malo en fracasar".
- "El fracaso te hace mejorar y no hay nadie que no haya fracasado en algún aspecto de su vida. Todos fracasamos y no pasa nada. Lo que no es de recibo es fracasar y no levantarse porque es una actitud de perdedores. Si fracasas levántate tantas veces como sea necesario”.
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