Conmoción cerebral: lejos de un protocolo de actuación eficaz en el fútbol
Un estudio revela que durante la Eurocopa de 2016, celebrada en Francia, se produjo al menos un episodio en cada partido sin que se produjera una evaluación adecuada por el personal sanitario.
Puede que el fútbol no sea un deporte de contacto al mismo nivel que otros, pero no es menos cierto que entraña un nivel de riesgo considerable si tenemos en cuenta las veces que un futbolista golpea el balón con la cabeza o los propios lances entre jugadores. Y el problema subyacente es que no existe un protocolo que determine el grado de afectación o el riesgo que corren los protagonistas si siguen participando como si nada.
Precisamente un estudio a cargo de expertos de Hospital St. Michael's de Toronto (Canadá) ha puesto encima de la mesa la necesidad de no obviar la importancia de una conmoción cerebral en el fútbol y prestarle la atención que merece, como ya sucede en otros deportes profesionales. Los investigadores, liderados por por el neurocirujano Michael Cusimano, concluyeron que durante Durante la Eurocopa de Fútbol de 2016, celebrada en Francia, se produjo de media al menos una conmoción cerebral por partido, y casi tres cuartas partes de los choques entre cabezas de los futbolistas no se evaluaron meticulosamente por profesionales médicos.
69 posibles casos
Los resultados de la investigación, publicados en la revista 'British Medical Journal Open', indican que a lo largo de los 51 partidos disputados, se produjeron 69 posibles eventos de conmoción cerebral, lo que significa un promedio de 1,35 por encuentro. De los 65 casos estudiados, 49 (casi 70%) tenían dos signos observables de conmoción cerebral, 13 (casi 20%) tres signos y uno (1,4%) cuatro signos. Solo 19 (27,5%) de las conmociones cerebrales dieron lugar a una evaluación médica por parte del personal sanitario. Además, cuatro jugadores pudieron sufrir dos episodios a lo largo de la Eurocopa y otros dos futbolistas hasta tres.
Lo investigadores tuvieron en cuenta seis parámetros: lentitud para levantarse (cinco o más segundos después del impacto), agarre o sujeción de la cabeza tras el impacto, desorientación, pérdida de conocimiento, comportamiento similar a las convulsiones y signos de desequilibrio obvios.
"Los resultados de este estudio, junto con el controvertido caso de Jan Vertonghen, futbolista del Tottenham, que regresó al terreno de juego tras sufrir una conmoción en la semifinal de la Liga de Campeones contra el Ajax, sugieren que es necesario mejorar la evaluación y la atención a los jugadores afectados: los fallos en el protocolo son comunes", explica Michael Cusimano.
"Los futbolistas tienen altos índices de conmoción cerebral. Es imperativo que los estamentos más altos del deporte evalúen apropiadamente a los deportistas potencialmente conmocionados. Al instaurarse protocolos de evaluación adecuados para las personas con sospecha de conmoción cerebral, no solo se protegerá la salud de cientos de millones de personas que practican este deporte en todo el mundo, sino que también demostrarán a otros deportes profesionales que la salud cerebral de las personas merece una evaluación adecuada", concluye.
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