La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha compartido las impresiones de su estudio sobre la gestión de los residuos municipales (materia orgánica, envases, papel y cartón, y vidrio), que complementa al presentado recientemente sobre limpieza urbana. Y en general, al igual que sucediera con el anterior, las conclusiones del mismo no son excesivamente positivas ya que se percibe un retroceso en relación al estudio publicada hace ahora cuatro años.

No en vano, los municipios analizados obtienen una nota media de 53 puntos sobre 100 en cuanto a gestión de residuos se refiere, 3 puntos menos que en la última edición. Para obtener los datos que comprenden el estudio, OCU entrevistó a 5.260 vecinos de las capitales de provincia y otros municipios representativos por su número de habitantes. La organización también contempla los datos oficiales y objetivos facilitados por los ayuntamientos, aunque se lamenta que solo 44 de los 60 consultados han contestado al requerimiento.

Bilbao, a la cabeza

Bilbao ha sido valorada como la ciudad que mejor gestiona los residuos (74 puntos sobre 100), sumando 4 puntos respecto al estudio que realizamos en 2015. Le siguen muy de cerca Pamplona y Oviedo, con un 73 y un 71 sobre 100, respectivamente. Mención aparte merecen otras ciudades como Toledo, Vigo, Elche o Zamora, que han mejorado ostensiblemente su clasificación.

Alicante, a la cola

En cuanto a las ciudades peor valoradas, se encuentran Huelva (41 puntos sobre 100), Jaén (37 sobre 100) y cierra la clasificación Alicante (35 sobre 100). El descenso más llamativo es el de La Coruña, que baja 13 puntos son respecto al estudio de 2015, pero no es el único ya que otros municipios como Guadalajara, Tarragona, Ávila, Ourense o Las Palmas, también han sufrido un importante retroceso.

Cierto hastío

Además, del informe de OCU se desprende una cierta fatiga por parte de los ciudadanos, cuyo esfuerzo a la hora de reciclar no obtiene una mínima recompensa, ni siquiera en forma de información por parte de los gestores municipales sobre el destino o finalidad de lo que se recicla. Pagar por envase vacío retornado, algo que ya sucede en otros países europeos, sancionar a quienes hagan caso omiso de las políticas de recogida y promover los incentivos económicos mediante la rebaja de impuestos o tasas municipales son lagunas de las acciones que demanda la ciudadanía.