Deporte y Vida

DÍA INTERNACIONAL DEL DEPORTE

Las cañas con los compañeros son también entrenamiento invisible

Cómo comemos, bebemos y descansamos influye en el rendimiento y más allá de eso, nuestro bienestar emocional, donde se incluye hasta una caña con los compañeros.

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entrenamiento invisible
as.com

 Con motivo del Día Internacional del Deporte hoy nos fjamos en el entrenamiento invisible, el que menos se ve, y más importante es para el desarrollo del deportista de élite. Qué come, cómo se relaciona con los compañeros, cómo es el descanso.

De nada sirve entrenar y luego no cuidarse. "El entrenamiento invisible es todo aquello que hace el deportista entre una sesión de entrenamiento y otra que repercute de forma positiva en el misma", nos cuenta a Deporte y Vida el doctor Jesús Bernardo García, especialista en nutrición deportiva y miembro de la Comisión de Nutrición y Hábitos del Comité Olímpico Español.

La importancia del entrenamiento invisible

Se denomina “invisible” porque engloba acciones fuera del entrenamiento pero que sí tienen un efecto en el mismo. Hablamos de la nutrición, la hidratación, el descanso o la motivación personal. Esto es, hábitos de vida y alimentación que el deportista tiene una vez finalizado el entrenamiento físico.

 El “entrenamiento invisible” es clave ya que puede marcar la diferencia entre un deportista bueno y uno excelente ya que repercute en el rendimiento.

El tercer tiempo es una tradición que surge en el rugby. Consiste en que los jugadores de los dos equipos se reúnen tras el partido para compartir una cerveza y una comida. Se busca con ello subrayar el juego limpio y el compañerismo valores muy importantes y que en ocasiones se olvidan sobre los terrenos de juego. Es una iniciativa interesante en los deportes de equipo porque fomenta la unión y esta unión también repercute en el rendimiento y formaría parte del entrenamiento invisible del que hablábamos antes.

El doctor Jesús Bernardo García es miembro de la Comisión de Nutrición y Hábitos del Comité Olímpico Español.

Cerveza con moderación, ¡sí!

Yo lo aplico a mis deportistas y les permito tomar cerveza sin alcohol porque diferentes estudios como el del doctor Manuel del Castillo, Catedrático de Fisiología de la Universidad de Granada, sobre la “Idoneidad de la cerveza en la recuperación del metabolismo de los deportistas” demuestran que el consumo moderado de cerveza sin alcohol permite una recuperación de pérdidas hídricas igual que el agua, no dificultando la rehidratación del deportista.

Si nos fijamos en la composición nutricional de la cerveza sin alcohol, es muy parecida a las bebidas isotónicas para deportistas. Contiene vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B6 y B12); minerales como sodio, calcio, hierro, magnesio, zinc, potasio y fósforo; aminoácidos y 4 gramos de hidratos de carbono por 100 ml.

Por ello, socializar con tus compañeros de deporte o con los amigos después de un entrenamiento o una competición bebiendo una cerveza sin alcohol es muy saludable.

Es clave combinar una alimentación sana con una vida activa y emocionalmente estable

Llevar una alimentación equilibrada es la pieza clave para una vida saludable. La actividad física es importante, así como lo es tener un descanso reparador y una participación social activa, pero todas estas claves beneficiosas dependen de que nuestra alimentación sea óptima.

El estilo de vida actual de nuestra sociedad nos impulsa a vivir demasiado deprisa, a comer cualquier cosa y de forma desordenada, llevar una vida sedentaria y además, no descansar el tiempo suficiente. El estrés, las prisas y el no tener tiempo se ha convertido en algo habitual en los tiempos que vivimos.

Es obvio decir que existe una relación entre el estrés y la alimentación. Este es un trastorno que afecta actualmente a la población mundial, la cual se encuentra inmersa en una sociedad globalizada que exige individuos cada día más aptos y capacitados para enfrentar y resolver los problemas tanto laborales, sociales y como emocionales.

Este trastorno afecta de manera directa a la salud, facilitando la aparición de determinadas patologías o aumentando la probabilidad de que aparezcan conductas alimentarias no tan adecuadas. El hábito alimenticio guiado por las emociones lleva a consumir alimentos en respuesta a estas, especialmente a las que son negativas. Entre los usos más comunes pueden ser la obsesión por la comida, uso de la misma como premio, comer de forma compulsiva, desconexión de las señales de hambre y saciedad, impedimento de reconocer la razón por la que se come o ingerir más rápido de lo normal, entre otros.

Es común entre las personas que padecen de estrés ingerir alimentos con alto contenido en grasas, azúcares, sal y calorías. El consumo excesivo puede derivar no solo en sobrepeso y obesidad, también aumenta el riesgo de desarrollar patologías como hipercolesterolemia, hipertensión, hipertrigliceridemia, enfermedades cardiovasculares, diabetes, desórdenes para conciliar el sueño, y un largo etcétera.

Es de vital importancia que las personas tomen conciencia y los profesionales de la salud informen sobre los efectos que el estrés puede ocasionar en ellas. Las consecuencias del sobrepeso y la obesidad por no llevar hábitos saludables y a su vez otras patologías ocasionadas por el mismo traen consigo una baja calidad de vida. Además, hay que darle prioridad a que la población conozca la importancia de llevar una dieta completa y equilibrada en todas las etapas de la vida, siendo más importante aún en edades tempranas para evitar problemas futuros de salud.