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Contaminación: nociva para la salud cardiovascular y muy dañina para la piel

Los altos niveles de contaminación a los que hacemos frente en nuestro día a día se dejan notar de diversas maneras en nuestra salud y conllevan un riesgo evidente para nuestro bienestar.

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as.com

Ya no es un secreto que los altos niveles de contaminación son un problema latente al que debemos prestar atención. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental para la salud. No en vano, nueve de cada diez personas en el mundo respiran aire contaminado todos los días y al año mueren 7 millones de personas por sus devastadores efectos.

Y es que el aumento imparable de la contaminación ambiental y las partículas tóxicas presentes no solo en el aire sino también en el agua y en los alimentos, constituyen un factor de elevado riesgo para las enfermedades cardiovasculares. "Favorece el desarrollo de trombos, provocan una subida de la presión arterial y una vasoconstricción de las arterias coronarias y pueden ser el origen de un mayor número de infartos de miocardio, arritmias e infartos cerebrovasculares. Además, una alta exposición a la contaminación ambiental beneficia la rápida progresión de la enfermedad arterioesclerótica, lo que provoca un mayor acúmulo de grasa en las arterias principales", explica el doctor Rafael Florenciano, cardiólogo del Hospital Quirónsalud de Torrevieja.

“Los sectores de la población que más afectados podrían verse por este fenómeno serían las personas de edad avanzada, los que padecen algún tipo de enfermedad cardiovascular previa o los que presentan alguno de sus factores de riesgo como es el caso de los diabéticos”, añade el experto.

La contaminación debilita la barrera cutánea

Pero no solo aumenta el riesgo de padecer alguna enfermedad de tipo cardiovascular ya que los agentes contaminantes del aire como los compuestos orgánicos volátiles, las moléculas reactivas al oxígeno, el ozono o simplemente el humo del tabaco debilitan nuestra barrera cutánea.

"Las pieles sensibles y atópicas son las más vulnerables a los efectos contaminantes y la disminución de humedad. Sus efectos a corto y medio plazo dan paso a la aparición de diferentes afecciones dermatológicas como xerosis, eccemas y descamación, ya que la piel tiende a la sequedad y enrojecimiento. Además, la piel ejerce de barrera natural frente a los agentes externos, función que cada vez se debilita más y la expone a cuadros alérgicos", explica por su parte el doctor José María Ricart, jefe del servicio de dermatología del Hospital Quirónsalud Valencia y director del Instituto Médico Ricart.

Caída del cabello

El cabello también es otro de los grandes damnificados por la incidencia de la contaminación ya que provoca reacciones inflamatorias o irritaciones que ocasionan descamación que favorece la aparición de dermatitis o caspa, e incluso la caída del cabello.

"El sistema inmune está formado por una red vital de células y órganos que protegen el cuerpo de infecciones que causan patologías y su alteración puede provocar un tipo de alopecia autoinmune cuyo avance puede frenarse con el tratamiento pautado por el dermatólogo tricólogo para estimular la regeneración tisular y el crecimiento del folículo piloso", concluye el experto.