Durante mucho tiempo se ha tratado de relativizar la importancia de la fibromialgia. Hasta el punto de desmerecer e incluso menospreciar a aquellos que la sufren aduciendo argumentos tan deleznables como que los síntomas son fingidos, pero lo cierto es que se trata de una enfermedad tan real como los millones de personas que la padecen en el mundo.

A estas alturas la fibromialgia, afortunadamente, ya se considera una enfermedad neuroinmune que compromete el organismo a muchos niveles y que puede manifestarse a través de más de 30 síntomas diferentes, entre los que cabe destacar dolor y fatiga crónica, ambos altamente incapacitantes. Aunque también son recurrentes otros síntomas como depresión, ansiedad, problemas para dormir, dolores de cabeza y problemas de pensamiento, memoria y concentración.

Su origen es desconocido y hasta la fecha su diagnóstico se basa en la información aportada por el paciente sobre una multitud de síntomas y en una evaluación física del dolor del paciente. Y lamentablemente no existe una cura y el tratamiento se limita al ejercicio, la educación y, en muchos casos, los antidepresivos.

Firma molecular de la fibromialgia

Por ello, el hallazgo de investigadores de la Universidad Estatal de Ohio (EEUU) supone un halo de esperanza para la comprensión de la enfermedad ya que, por primera vez, se ha logrado detectar, la 'firma molecular' de la fibromialgia, lo que puede conducir al desarrollo de una una prueba de sangre capaz de detectar con precisión y rapidez la enfermedad.

Los resultados de la investigación, publicados en el 'Journal of Biological Chemistry', podrían suponer un punto de inflexión importante en la atención de los pacientes con una enfermedad que a menudo se diagnostica erróneamente o no se diagnostica porque abre la vía a nuevos tratamientos o tratamientos más precisos, específicos y personalizados. Y sobre todo, despeja cualquier duda sobre la existencia de la enfermedad, que es tan real como las personas que la sufren.