En la actualidad hasta un 15 por ciento de la población tiene o ha tenido en algún momento de su vida alteraciones en relación con el sueño, siendo el insomnio la primera causa de esta problemática y los trastornos respiratorios, la segunda. En el caso de Jesús Vázquez, el presentador de televisión, los problemas de insomnio son los que le han obligado a acudir al psicólogo.

“Desde hace un año o así, me puse en manos de un psicólogo estupendo, que me está ayudando con la higiene del sueño”, explica el gallego de 53 años a la revista Pronto. “Acabo de superar mi peor pesadilla. He tenido muchos problemas para dormir y esta vida loca que llevamos no ayuda mucho. No poder dormir y tener insomnio es horrible”, añade.

Problemas de salud

Y es que hay que empezar a considerar seriamente la calidad y duración del sueño como un claro factor de riesgo cardiovascular, como también lo son el colesterol alto, la hipertensión, el sedentarismo o la obesidad. Un problema agravado por el uso de dispositivos electrónicos y la incidencia de la luz azul

“Me he quitado cosas como leer antes de meterme en la cama y mirar el móvil a partir de las ocho de la tarde. Ni siquiera para navegar porque la luz de los dispositivos y la información mantienen el cerebro activo y luego cuesta ponerlo en modo sueño. Afortunadamente ahora estoy bien”, concluye Jesús Vázquez, al que ahora podemos ver en ‘Bake Off España: el gran pastelero’, un programa sobre repostería.

El peligro de no dormir bien

Pero Jesús Vázquez no está solo en sus desvelos ya que el porcentaje de españoles que reconoce dormir entre siete y ocho horas diarias se sitúa en un 39 por ciento, un 6 por ciento menos que en 2017, según datos del último estudio '360º Wellbeing Survey', elaborado por Cigna, que confirma que los españoles dormimos poco y mal.

Puede que no le demos la suficiente importancia pero lo cierto es que no dormir bien afecta a la capacidad intelectual y el rendimiento cognitivo y puede provocar trastornos endocrinos, metabólicos, psicológicos e inmunitarios, así como aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y de demencias como el alzhéimer. Un catálogo de afecciones lo suficientemente amplio para que no lo ignoremos y tratemos de ponerle remedio.