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Por qué no es bueno aguantarse o reprimir un estornudo

El estornudo es un acto reflejo convulsivo de expulsión de aire pulmonar a través de las fosas nasales y, eventualmente, también por la boca, y tratar de reprimirlo puede conllevar una serie de riesgos.

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James Gathany

Puede ser la manifestación de un resfriado o de una gripe, de una alergia o irritación, o puede que sea producido por una reacción a la luz brillante, como la que irradia el sol por ejemplo, pero lo cierto es que el estornudo es un acto reflejo convulsivo de expulsión de aire pulmonar a través de las fosas nasales y, eventualmente también por la boca, que no conviene aguantar ni reprimir.

Puede que en ocasiones estemos tentados de hacerlo por una cuestión de educación, pero la realidad es que es algo casi incontenible y un mecanismo de defensa de nuestro organismo que sirve para expulsar partículas extrañas que provocan la irritación de la mucosa nasal y también gérmenes por lo que aguantarse un estornudo no es lo más recomendable.

Velocidad y alcance

Curiosamente el aire que expulsamos durante el estornudo puede alcanzar velocidades sorprendentes que superan los 100 kilómetros/hora, aunque el promedio no suele exceder los 70 km/h. Sea como fuere, teniendo en cuenta esa velocidad no es de extrañar que el estornudo, según una investigación del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), alcance los 8 metros. De ahí que lo recomendable sea tener a mano un pañuelo desechable a mano para evitar contagiar las infecciones.

Y ahora, en plena efervescencia de estornudos por la incidencia de los constipados y la gripe, es importante recordar la importancia de no reprimir el acto reflejo porque esa inusitada potencia mal contenida y el efecto de estornudar ‘hacia dentro’ puede provocar:

· Pequeñas roturas de vasos capilares.

· Sangrado por la nariz.

· Hemorragias en la conjuntiva ocular o el tímpano.

· Inflamación de fosas nasales.

· Inflamación del tímpano.

· Dolor de oído y dolor de cabeza

· Mareos.

· Alteraciones en la audición.

Casos extremos

De hecho, en caso extremos, como el que le sucedió a un británico de 34 años, recogido por el British Medical Journal, se pueden llegar a producir consecuencias insospechadas como es la perforación de la faringe que le supuso una estancia de una semana en el hospital por algo tan aparentemente inofensivo como taparse la nariz para evitar un estruendoso estornudo. Aunque a estas alturas ya habrás comprobado que no lo es tanto.