Michael B. Jordan es el protagonista de Creed II, la nueva película de la saga Rocky. Una nueva entrega que ahonda más que nunca en el entrenamiento físico y en la lucha psicológica de hacer algo por uno mismo o por los demás.

Vino a Madrid hace unos días, y luchando contra un fuerte virus, atendió a Deporte y Vida. Queríamos conocer cómo fue el entrenamiento en el desierto, y de dónde sacó la forma física que luce en el combate final.

"El sufrimiento y pasarlo mal fue real. Fueron dos días muy intensos. Parecía como una película diferente. Había que estar preparados todo el rato porque las cámaras estaban ahí grabando y no había oportunidad de fallar. Fueron dos días agotadores. El calor, el entrenamiento con el peso en el cuello…", una escena que impacta, y que aún parece que se cansa al recordarlo, y es que en la película Adonis se va al desierto a preparar el combate final con Victor Drago.

En la primera parte de la película está fuerte, pero en la segunda parte para el último combate estás mucho más fuerte, ¿cómo fue esa transición?

La edad influye, cuando empecé tenía a grabar Creed tenía 26, 27 años, y cambié mi cuerpo entrenando. Mi cuerpo para Creed se modificó. Entrené también mucho para la película ‘Black Panther’, y se notó.

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¿Cómo fue enfrentarse de nuevo a un boxeador profesional ?

Es la segunda vez que peleo en la película contra un boxeador profesional (en esta ocasión Florian Munteanu). En la primera también era profesional. Era un reto para mi enfrentarme de nuevo a un profesional, lo disfruto porque tengo la oportunidad de luchar contra un campeón porque mejora mi papel, mi boxeo. Es un reto diferente y emocionante.

Si hubiera una nueva película de Rocky, ¿cree algún día ganarán los Drago?

No lo sé, no estoy seguro… es una pregunta difícil. Hay que ser honesto con la historia, con la historia de la familia, con las emociones…

El entrenamiento de Michael B Jordan

En Creed II, Adonis sufre una derrota dura, que casi le mata, y acude a Rocky para volver a estar listo para volver al ring. Ese cambio, esa transformación, fue la parte física más dura y, a la vez, la parte mental que nos contó Jordan en la entrevista. "El sufrimiento fue real".

Los brazos, y sobre todo el hombro, es lo primero que llama la atención de la preparación física de Jordan para Creed II, donde en el combate final demuestra haberse convertido en un portento físico. Y, para ello, el trabajo en el gimnasio fue clave.

Tal y como nos ha ido mostrando él mismo, las pesas han sido en gran medida culpables del desarrollo físico del tren superior. De la misma manera que entrenar bajo el agua, y practicar como un boxeador profesional trabajando deltoides, pectoral mayor, bíceps...