No es una moda. Ni es pasajera. El mercado de insectos comestibles y su consumo está en auge en los últimos tiempos en Europa -en Suiza, Francia, Holanda, Alemania, Reino Unido o Bélgica ya existe una auténtica industria que los explota- y Estados Unidos. Aunque no es algo ni mucho menos nuevo ya que la entomofagia es una costumbre muy arraigada desde hace tiempo en otros lugares del mundo como México, Tailandia, China o Brasil.

La explicación sobre el aumento de su popularidad y consumo radica en que los insectos suponen una fuente notable de proteínas, grasas, vitaminas, minerales y fibras, cuya cría es sostenible y respetuosa con el medio ambiente, a diferencia de lo que ocurre con las explotaciones ganaderas.

Y puesto que cada vez necesitamos y consumimos más recursos, la proliferación de granjas de insectos para consumo humano es algo a lo que debemos acostumbrarnos. El crecimiento de la población mundial nos obliga a buscar alternativas que permitan garantizar el abastecimiento de alimentos con un elevado valor nutritivo y hacerlo con el menor impacto posible para el plantea, ya sea reduciendo la explotación de recursos naturales o las emisiones de gases de efecto invernadero.

Toni Garnn: la última en sucumbir

Por ello cada vez son más quienes quienes se plantean o incorporan a su dieta el consumo de insectos. Y el último caso que hemos conocido es el de la top model alemana, Toni Garrn, ex de Leonardo Di Caprio, que en el marco de la Semana Verde de Berlín, la feria agrícola más importante del mundo, ha confesado que son parte fundamental de su dieta.

“Son una fuente súper proteica. En mi caso, como no consumo carne, son para mí desde hace tiempo el sustituto ideal", asegura Garnn, que ha desfilado para firmas como de Calvin Klein o Victoria’s Secret, y para diseñadores como Stella McCartney, Dior o Louis Vuitton, entre otros.