El Brexit se está conviertiendo en un auténtico calvario para todos los británicos, no solo para la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, que día tras día se encuentra sometida a una gran presión por lo que muchos consideran una situación insostenible tras el principio de acuerdo alcanzado con la Unión Europea y que muchos tildan de injusto.

No sabemos si la propia May es parte de esa población que ha recurrido a los fármacos para tratar de sobrellevar mejor la desconexión, pero lo cierto es que la prescripción de antidepresivos en el Reino Unido aumentó un 13,4 por ciento por la incertidumbre generada tras el referéndum del Brexit en junio de 2016, según confirma un estudio a cargo de investigadores del King´s College London publicada en The British Medical Journal (BJM).

La situación de incertidumbre económica y social podría estar detrás de este preocupante aumento en el consumo de antidepresivos, aunque los resultados también están sujetos a otras interpretaciones. “La mayoría de las discusiones sobre el Brexit se centran en cuestiones políticas y económicas, pero ha habido una mínima discusión sobre el impacto en la salud y el bienestar individual”, asegura el doctor Sotiris Vandoros.

Comparativa

Los investigadores compararon los datos oficiales de prescripción mensual de los antidepresivos, en el mes de julio de cada año entre 2011 y 2016, para las 326 áreas de votación en Reino Unido con los de otros medicamentos con menos probabilidades de verse afectados de inmediato por los cambios en el estado de ánimo.

Y los resultados mostraron que mientras la prescripción de otro tipo de medicamentos indicados para la diabetes, la gota, la anemia y los medicamentos para reducir la grasa y la glucosa en la sangre vieron reducido su número tras el referéndum, la demanda de antidepresivos siguió creciendo. “Subestimar los costos potenciales del Brexit en lo que a las salud mental se refiere puede afectar igualmente al rendimiento económico y a la cohesión social", concluye Vandoros