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Contaminación lumínica: una amenaza silenciosa para la salud y la biodiversidad

España es uno de los países de Europa con más contaminación lumínica, con valores medios superiores a otros estados como Francia o Alemania.

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NASA

La introducción de luz artificial en el medio ambiente nocturno o contaminación lumínica, que supone la iluminación de poblaciones, vías de comunicación y otras instalaciones, es un problema silencioso que debe empezar a combatirse por los efectos que puede tener para la salud y para la biodiversidad.

Especialmente importante es tener en cuenta el equipamiento de luces LED en hogares, negocios o alumbrado público que, si bien ha supuesto un ahorro energético considerable, su característica luz blanca tiene una especial incidencia cuando hablamos de contaminzación. La temperatura y el color son determinantes en este sentido por lo que sería aconsejable el uso de luces LED más anaranjadas.

"Con estas LED se está introduciendo un tipo de luz que no ha existido nunca en la naturaleza, y por tanto, perjudican no sólo al medio ambiente, sino también a la salud de las personas" asegura en declaraciones a EFE, Susana Malón, física y astrónoma.

Por su parte, Fernando Jáuregui, astrofísico del Planetario de Pamplona y miembro de la Red Española de Estudios sobre la Contaminación Lumínica asegura que debemos considerar el fenómeno de la contaminación lumínica como el del carbón.

"En el siglo XIX, cuando el carbón empezó a utilizarse para la producción industrial, la gente veía las columnas de humo negro que salían de las chimeneas como una imagen positiva, de futuro y progreso; ahora, sabemos que estas chimeneas contaminan enormemente, y son síntoma de subdesarrollo", asegura el experto.

Riesgo para la salud y biodiversidad

Así pues, conviene no infravalorar este nuevo tipo de contaminación ya que según Susana Malón, el exceso de iluminación afecta a nuestro reloj biológico lo que conlleva desajustes en la segregación de la melatonina, la hormona del sueño, que solo se produce en condiciones de oscuridad absoluta, y que puede acarrear problemas de estrés, insomnio, diabetes e incluso obesidad.

"Los efectos de la contaminación lumínica se están ligando ya con casos de cáncer de mama y próstata y aunque necesitemos seguir estudiándolos, está claro que algo esta pasando, por lo que hay que tener precaución", advierte la física.

En lo que se refiere al medio ambiente y a la biodiversidad, Susana Malón explica que alrededor del 65 % de las especies animales "tienen hábitats nocturnos, por lo que, con la luz artificial, estamos alterando su forma de reproducción, alimentación u orientación, entre otros, siendo los insectos, y en especial los mosquitos, que conforman la base de la pirámide trófica, los que más están sufriendo esta contaminación".

Como medidas para controlar la contaminación lumínica es necesaria una mayor concienciación ciudadana para exigir a los representantes políticos que reduzcan y mejoren los actuales niveles de iluminación y para equipar nuestros hogares y negocios con la luz menos dañina posible.

Estudio de la REECL

No obstante, desde la Red Española de Estudios sobre la Contaminación Lumínica, que ha publicado un extenso trabajo, abogan por una serie de medidas sobre las que existe un consenso y que se basan en unas buenas prácticas en ingeniería del alumbrado:

1. Iluminar aquello que realmente lo necesita.

2. Iluminar en los intervalos temporales en los que es realmente necesario.

3. Evitar la emisión de flujo luminoso por encima de la horizontal.

4. Evitar la intrusión lumínica (emisión de flujo luminoso hacia áreas diferentes de la que se necesita iluminar).

5. Emplear niveles de iluminación ajustados a las necesidades del uso, con posible regulación temporal no ya del encendido o apagado (punto 2), sino de la intensidad.

6. Emplear luz con las características espectrales adecuadas para el uso previsto, limitando en lo posible la luz de longitud de onda corta (azules).