Sin maquillaje, extensiones de cabello o peluca. De esa guisa ha posado la rutilante estrella mundial del pop en el último número de la revista Vogue para hacer una enconada defensa de la belleza natural, tanto en mujeres como en hombres. La artista americana, de 36 años, ha vivido momentos complicados antes del nacimiento de sus mellizos por cesárea el año pasado, algo que le ha abierto los ojos.

"Creo que es importante que las mujeres y los hombres vean y acepten la belleza natural en sus cuerpos", asegura la esposa del magnate del rap Jay-Z, que tuvo que permanecer un mes en reposo antes del alumbramiento debido a problemas de salud que desembocaron en una cesárea de urgencia.

Complicaciones

Beyoncé también confesó que en el mommento de dar a luz llegó a pesar casi 100 kg, aunque se lo tomó con calma ya que sentía que “necesitaba tiempo” para curarse de los efectos de la cirugía. "Durante mi recuperación, me permití tener autoestima y cuidarme, y acepté tener más curvas. Acepté lo que mi cuerpo quería", explica.

"Pesaba 99 kilos el día que di a luz a Rumi y Sir. Estaba hinchada por la preeclampsia y había estado sin moverme de la cama durante más de un mes. Mi salud y mis hijos estaban en peligro y por eso me tuvieron que practicar una cesárea de urgencia", asegura la artista.

"Hasta ahora, mis brazos, mis hombros, mis pechos y mis muslos son más grandes. Tengo una pequeña tripa de madre, y no tengo ninguna prisa en librarme de ella porque creo que es muy real", añade.

Dieta vegana

Beyoncé reapareció el pasado mes de abril sobre los escenarios en el festival de Coachbella, que se celebra en California y desde entonces, la estrella del pop no ha parado. El secreto de su triunfal regreso y su mejora física, se debió en parte a la dieta vegana que siguió, evitando también bebidas alcohólicas.

Sin duda, es de agradecer que una estrella mundial como la cantante tejana abogue por la belleza natural y trate de normalizar que mujeres y hombres tengan más curvas de las que los actuales cánones de belleza exigen para estar en el candelero. Porque no es una cuestión de imagen. Es cuestión de salud.