La importancia de la relajación ante enfermedades graves
El control de la respiración, trabajar la imaginación en sesiones dirigidas, relajación diferencial, meditación… nos ayudan ante el insomnio y a afrontar la situación de otra manera.
No todas las enfermedades se viven igual, ni todas las enfermedades se afrontan de la misma manera. Pero es cierto que la actitud en muchas ocasiones es clave para afrontar el reto, para ayudar a nuestros familiares y para hacer frente a lo que se avecina.
La relajación, la meditación, las técnica de mindfulness, son fundamentales a la hora hacer frente a una enfermedad larga, tanto si eres paciente como familiar. La enfermera y psicóloga especializada en oncología, Esther Margarit de Miguel, dirige sesiones de relajación en Kālida Sant Pau, organizado para personas con cáncer, a las que también pueden asistir sus cuidadores y familiares. “En general, estas técnicas y los beneficios que se derivan de ellas, favorecen una mejora de la calidad de vida que se refleja en el estado de ánimo de la persona y en el de su entorno más cercano”, comenta.
Cómo actuar ante un tratamiento oncológico
Los síntomas más frecuentes en un proceso oncológico son el cansancio y la fatiga, a los que se pueden sumar dificultades para dormir y, con cierta frecuencia, malestar emocional que se puede manifestar en forma de miedo o tristeza y malestar psicológico: ansiedad o pensamientos anticipatorios. Aplicar técnicas de relajación, dirigidas por un profesional, puede ayudar a minimizarlos.
Siempre que el estado de salud de la persona lo permita, practicar determinados tipos de relajación beneficiará al organismo porque hará que se reduzcan la tensión física y/o psíquica, la ansiedad y el estrés.
Prácticas para aprender a relajarse
-control de la respiración: “la práctica de la respiración profunda ofrece beneficios tales como reducción de náuseas o mejoría del dolor muscular durante el proceso oncológico”, explica.
-relajación diferencial, que consiste en realizar breves ejercicios musculares de tensión - relajación, es efectiva para tomar consciencia de las tensiones corporales y así contribuir en la disminución o control del dolor.
-imaginación guiada, es una forma de visualización que requiere capacidad de concentración y que permite alcanzar niveles más profundos de relajación en menos tiempo. “La persona imagina escenas, sonidos, olores… asociados con un ambiente relajado, placentero y seguro, que favorecen sentimientos de tranquilidad y sosiego, algo muy importante en este momento de sus vidas”, añade.
-meditación, es también un recurso muy efectivo para paliar algunos efectos del cáncer. Uno de sus cometidos es serenar la mente y las emociones, por eso la práctica continuada ayuda a mejora el estado de ánimo, a ser más positivas, a reducir la tensión que les produce su estado, a prevenir el insomnio y, además, a fortalecer la capacidad de recuperación de su cuerpo.
"Estas técnicas, unidas a informaciones prácticas sobre nutrición, yoga oncológico y a sesiones de apoyo emocional individual y grupal, son una parte de la labor que nos hemos fijado en Kālida Sant Pau, desde donde queremos acompañar a las personas que viven un proceso oncológico, a sus familiares y cuidadores”, comenta Joan Reventós, director de Fundación Kālida.
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