La OMS (Organización Mundial de la Salud) está llevando a cabo estudios que reflejan una tendencia alcista en lo referente a las enfermedades crónicas, para nuestra desgracia. Cada año que pasa, la incidencia de este tipo de patologías aumenta, y se estima que un 70% de las muertes anuales que se producen en todo el mundo están directamente relacionadas con este problema. Por ello, los organismos cada vez están más preocupados y ponen en marcha medidas para reducir en la medida de lo posible la cronicidad.

Las enfermedades crónicas que cuentan con una mayor incidencia en la actualidad son las enfermedades respiratorias, cardiovasculares, el cáncer o la diabetes. La única buena noticia es que la medicina mejora día tras día, y por ello, la mortalidad que conllevan estas patologías baja, dentro de lo grave de la situación.

El problema principal está en los hábitos de las personas: sedentarismo, mala alimentación, estrés y falta de ejercicio físico son algunas de las causas que promueven las enfermedades crónicas. La prevención, por lo tanto, cobra más importancia si cabe. El problema radica en que no solemos hacer caso de las advertencias y, siendo sinceros, cuesta casi lo mismo un kiwi que un bollo. Según la propia OMS, en todo el mundo son más de 300 millones de personas quienes sufren este problema, lo que implica un incremento del 18% en apenas diez años.

En España solemos sufrir depresiones, ansiedad crónica, dolores de diversos tipos, migrañas u otras patologías que afectan negativamente nuestra calidad de vida y nos hacen más propensos a sufrir patologías que den origen a la cronicidad. De hecho, como ya informamos a principios de este año, los pacientes de edad avanzada con enfermedades crónicas pueden llegar a tomar hasta seis fármacos diferentes al día.