Deporte y Vida

ENTREVISTA

Edurne Pasabán: “A veces me paro y creo que era otra persona”

Entrevistamos a Edurne Pasabán, quien nos cuenta los secretos de la nutrición de la alta montaña, cómo se alimenta ahora y los próximos retos a los que se enfrenta.

0

La primer mujer en escalar los 14 ochomiles ha sido Edurne Pasabán, pionera en la montaña, en el deporte español, una deportista de primer nivel que vive ahora un momento diferente, alejada de la primera línea y compaginando la maternidad y viendo la vida de otra manera.

Quedamos con ella en Ciudad Real, lugar al que nos desplazamos para asistir a su primera charla bajo el lema de la audacia con la firma de lujo DS Automobiles . Porque su vida ha sido una carrera, ascendente, pero dura. Muy dura. En este momento dulce echa la vista atrás y se sincera para Deporte y Vida.

“El cambio que me trajo la maternidad en todo, sobre todo a nivel físico, fue muy brutal. Llego a ser madre con una edad avanzada, 44 años, y la recuperación es más lenta. A mí me ha costado mucho. Ha sido muy importante la alimentación, tener una alimentación muy equilibrada y muy sana. Quizá por mi deporte ya lo había aprendido, pero después de la maternidad todavía me ha costado más; además le he dado pecho y eso cuesta recuperar”.

¿Cómo compaginas tu vida?

El criar un hijo te quita mucho tiempo, tampoco tienes tiempo para cuidarte. A veces las mujeres nos olvidamos de nosotras, va pasando el año y te das cuenta que esta tripa no baja, esto no vuelve a su ser… y claro, te has olvidado de hacer deporte…

Ha sido un aprendizaje muy grande. Al día siguiente de nacer mi hijo volví a trabajar, pero ha sido difícil. Yo soy autónoma, tenía que seguir trabajando. Tienes que adaptar tu vida a una nueva vida con un pequeño, siendo activa, conciliando la vida familiar, laboral…”

¿Y el deporte en tu vida ahora?

Era una fanática del entrenamiento. Si no entrenaba estaba de mala leche. En mi época fuerte podía hacerlo hasta 6 horas al día. Luego 4 ó 2, y ahora buscar dos horas… es todo un logro. Más como objetivo para estar bien, porque lo necesito. Tuve que cambiar el chip para entrenar por algo que no fuera un objetivo grande. Y en muchos de los entrenamientos he añadido a mi hijo, en bicicleta, a correr… he adaptado mi vida, algo que nunca hubiera pensado, a hacerlo junto con él y en el tiempo que puedo encontrar. Si quieres, lo puedes conseguir, al menos 45 minutos. A día de hoy el mejor juguete que tiene mi hijo es donde tengo la bici estática en el salón, el rodillo donde está; se pasa el día metiendo la mano en la grasa de la bici… Hay que acoplar la casa al niño. Es lo que toca ahora.

Sí echo mucho de menos no ir a grandes expediciones, el tener un plan en esa línea. En este año de vida de mi hijo me habré ido 5 días máximo. Me gustaría encontrar un proyecto bonito, tal vez no un ocho mil, pero sí un proyecto de montaña como el que tenía antes. Un año es muy poco para poder buscar la manera. A medida que van pasando los menos voy encontrando más tiempo, así que ya llegará.

Las dos vidas de Edurne Pasabán

Mi vida de los 14 ocho miles me parece otra vida. A veces me paro y creo que era otra Edurne. Han pasado 7 años de mi última expedición, se me han pasado muy rápido, he disfrutado de la montaña, he ido al Himalaya, he escalado seis miles, siete miles… sigo yendo al Pirineo mucho… pero nada grande como antes.

¿Cómo ves el efecto que está causando Kilian Jornet?

No todos somos Kilian Jornet, tenemos que darnos cuenta. Es una persona que tiene unas cualidades como deportista y como humano brutales. Hay mucha gente que le sigue corriendo en montaña, se ha puesto de moda el ultra trail, pero todos debemos ser conscientes de que no todos somos Kilian Jornet. Él lleva todo muy medido, él sabe cómo es. En el documental él dice que jugaba con la muerte y era consciente de esto. Hay una línea que todos debemos ser conscientes de cuándo debemos sobrepasar. Ahí está el peligro.

La manera de hacer deporte ha cambiado, incluso la percepción.

Se ha creado un fanatismo… a la gente le gusta ponerse medallas. ¿Tú por qué haces deporte? ¿Por estar sano o por ponerte una medalla? He participado en carreras populares, pero no soy buena atleta, la gente me comparaba, me decía, ‘he quedado por delante de ti’. Pues muy bien. Para mí el deporte sano es donde uno se reta así mismo. Por supuesto tenemos referentes, pero no te compares con lo que pasa alrededor. Mi padre siempre me lo decía, tú no eres nada competitiva. Puedes pensar que sí lo era porque fui la primera en ascender los 14 ocho miles, pero era el momento.

Y esa presión se traslada al deporte infantil.

Se nos está yendo de las manos el deporte infantil. Vivo el deporte escolar y extra escolar con mis sobrinos. Puedo ver partidos, y parece que nos queremos identificar en nuestros hijos algo que no fuimos nosotros. Los niños deben probar todos los deportes, que hagan escalada, balonmano; mi sobrino se ha apuntado a correr montaña. El otro día me dice ‘me das una barrita energética’. ¡Coge el bocata! Es muy bueno que hagan deporte pero no les apretemos. Si tiene que salir bueno, o despuntar, lo veremos. He visto madres en entrenamientos de niños de 7 años yendo a llevarles agua con sales. ¡Qué tienen 7 años! No es sano.

La moda de los superalimentos la conoces bien.

Toda la comida de suplementación ayuda, obviamente en las grandes alturas que no podíamos llevar mucho peso. Llevábamos comida liofilizada, todo compensando, pero nunca dejemos atrás un chorizo, un jamón, un queso, que nos daban otra cosa en el gusto del día a día. Al cuerpo hay que darle una alegría de vez en cuando, lo teníamos claro en todas las competiciones. He hecho muchas pruebas de bicicleta, pero me acuerdo perfectamente que al llegar a meta nos preparamos una tortilla de patatas. No sé si era lo más sano, pero era lo que nos apetecía, por eso hay que darle un gusto al cuerpo.

Se nos olvida escuchar al cuerpo. Cuando empieza a hablar, yo ahora tengo problemas de espalda, las rodillas ya no son lo que eran… hay algo que no estamos haciendo bien. Debemos ayudar al cuerpo, es verdad, a veces con suplementación, una cosa es la edad, tu pasado, pero sí que podemos ayudar al cuerpo. Muchas veces veo a la gente obsesionada con la alimentación de manera extrema y sin conocerla. La gente va por modas. Ahora es bueno esto, ahora lo otro. Ahora es bueno ser vegano, ahora otra cosa. Cada uno debe escuchar a su cuerpo e ir a gente que controla. Yo he aprendido a lo largo de los años, pero me queda mucho por aprender. No todas las modas son para todo el mundo.