El culturismo no tiene edad, o que se lo digan a “Skinny Bonnes”, el apodo de Jim Arrington, el culturista más viejo del mundo y con más hambre de ganar títulos que nadie. En 2015 se hizo con el trofeo World Oldest Bodybuilder, que le acredita como campeón.

Según The Telegraph, Arrington se ganó el apodo de "Skinny Bones" cuando era joven, y lo ha mantenido a lo largo de los años, incluso mientras flexionaba sus impresionantes músculos en competiciones de culturismo.

Para entender a este fenómeno, hay que remontarse mucho tiempo atrás, concretamente a 1947, año en que compitió por primera vez y nació uno de los mejores culturistas de la historia, Arnold Schwarzenegger, que más tarde se haría con el trono de Mister Olympia en siete ocasiones.

Pero, ¿qué le motiva a seguir entrenando? “Me gusta entrenar, es una gran sensación estar en el gimnasio, hacer que mi sangre fluya y los músculos bombeen", dice. Con más de 70 años de entrenamientos a sus espaldas, sigue compitiendo y dominando la categoría Grand Masters, un grupo de culturistas de más de 50 y 60 años que triunfa, ya que frente a la perspectiva de la inactividad y el declive físico, muchos jubilados redescubren su juventud y vitalidad a través de la formación y la competencia.

"Creo que voy a seguir adelante todo el tiempo que sea posible, he estado disfrutando del culturismo desde hace casi 70 años, así que no creo que realmente me canse de esto". Es decir, aún hay competidor para rato.