Esto es lo que le ocurre a tu organismo al dejar de fumar
Dejar de fumar es uno de los objetivos más difíciles que existen: te explicamos lo que le pasa a tu cuerpo después de tomar la crucial decisión.
El tabaco es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo. Mata a más de 7 millones de personas al año, de las cuales más de 6 millones son consumidores directos y alrededor de 890 000 son no fumadores expuestos al humo ajeno, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Pero, qué es lo que ocurre en nuestro organismo cuando tomamos la decisión definitiva de dejar de fumar? Como os explicaremos a continuación, la realidad es que todo son beneficios, así que ya es hora de planteárselo seriamente. Eso sí, para notar todas las mejoras, es necesario dejar de fumar antes de los 40. Aunque claro, nunca es mal momento para quitarnos el vicio, ya que además supone un ahorro económico, y no solo en el plano de la salud.
A los 20 minutos. El tabaco acelera nuestra frecuencia cardíaca. Como resultado de no fumar durante al menos veinte minutos, nuestras pulsaciones vuelven a la normalidad y la tensión arterial baja.
1 día después. Comenzamos a sentirnos más ansiosos y con más ganas de fumar, por lo que es un momento crítico. También comenzamos a respirar mejor y disminuye el riesgo de enfermedad cardiovascular por causa de la presión arterial elevada que induce el consumo de tabaco.
2 días después. Empezamos a recuperar el olfato y el gusto, sentidos dañados por el mal hábito del tabaquismo. Además, nuestra irritabilidad, producto de la ansiedad que nos genera dejar de fumar, llega a su punto más alto. Además, vamos recuperándonos del color amarillento en dedos y uñas.
3 días después. Después de 72 horas, la nicotina ya ha sido sintetizada y eliminada en su totalidad a través de la orina. Asimismo, nuestros pulmones empiezan a recuperarse, respiramos cada vez mejor y aumenta nuestra capacidad pulmonar.
1 mes después. Los síntomas que genera la abstinencia, como la irritabilidad, la ansiedad o la dificultad para dormir desaparecen. Además, la función pulmonar y cardiovascular es cada vez mejor y por ello resistiremos mejor el ejercicio físico.
3 meses después. La función pulmonar aumenta hasta un 10 por ciento, la circulación de la sangre continua mejorando. Los cilios pulmonares vuelven a crecer y son capaces de manejar la mucosidad y de mantener los pulmones limpios.
1 año después. El riesgo de fallecer a causa de enfermedad coronaria se reduce a la mitad y continúa decreciendo.
10 años después. Los riesgos de tener cáncer de pulmón se reducen a la mitad en comparación con aquellos que siguen fumando. También baja la posibilidad de desarrollar cáncer de boca, esófago o garganta.
15 años después. El riesgo de padecer un ataque al corazón es el mismo en una persona que lleva quince años sin fumar que en una persona que jamás ha fumado. Lo mismo sucede con el cáncer de páncreas.
20 años después. Tu salud ha mejorado definitivamente, a todos los niveles. El riesgo de morir por enfermedades relacionadas con el tabaquismo, como el cáncer de pulmón, se reduce a las mismas que tenías antes de empezar a fumar.
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