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La enfermedad renal crónica, un reto para los sistemas sanitarios

Entre un 5 y un 10% de la población europea tiene enfermedad renal crónica (ERC). La pérdida de la función renal es un síntoma de la vejez.

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La enfermedad renal crónica, un reto para los sistemas sanitarios
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Aproximadamente un 5% y un 10% de la población europea padece enfermedad renal crónica (ERC). Estas personas han perdido parte de su función renal y tienen muchas probabilidades de terminar dependiendo de tratamientos renales sustitutivos (diálisis o trasplantes). Se suele pensar erróneamente que todos los enfermos de ERC se someten a diálisis, cuando los pacientes sometidos a diálisis representan solo un 1-2 % de los enfermos de IRC. En la comunidad de Madrid, unas 6.400 personas viven gracias a un tratamiento renal sustitutivo, pero de sus más de 6 millones de habitantes, entre 300.000 y 600.000 personas padecen ERC.

Esto se debe, en parte, a las tendencias demográficas: la población está envejeciendo y la pérdida de la función renal es un síntoma de la vejez. Sin embargo, las tendencias demográficas no explican por sí solas la tendencia ascendente de la enfermedad renal crónica (ERC). Hay varias enfermedades asociadas a una incidencia elevada de IRC, p. ej., la diabetes mellitus, la hipertensión, el tabaquismo, el envejecimiento y la obesidad. Todos los pacientes que reúnan estas características no solo deben recibir un tratamiento adecuado para su enfermedad primaria, sino también someterse a revisiones y tratamientos específicos para su insuficiencia renal de manera regular.

Aun así, y a pesar de su importancia epidemiológica y económica, no se suele prestar atención a la ERC como riesgo sanitario. La prevalencia creciente de la insuficiencia renal crónica también es un problema cada vez mayor para la economía de los sistemas sanitarios. Los gastos anuales generados por un paciente sometido a diálisis en Europa se estiman en aproximadamente 80.000 euros.

Uno de los motivos por los que se desatiende la ERC podría ser que las «señales de alarma» son escasas, a no ser que haya evolucionado hasta una fase avanzada, cuando las medidas preventivas ya no surten efecto. Un problema aún más grande es la falta de concienciación de la mayoría de la población e incluso de la comunidad médica sobre los riesgos que acarrea la insuficiencia renal.

Las únicas opciones para reducir el número de personas sometidas a diálisis, o al menos para mantenerlo estable a largo plazo, son mejorar la detección precoz de la enfermedad renal crónica y continuar promoviendo los trasplantes de riñón. «Vemos un gran potencial especialmente en la detección precoz, ya que puede detener el avance de la enfermedad o al menos ralentizar su evolución», explica el Dr. Jorge B. Cannata-Andía, presidente del 54º Congreso de la Asociación Renal Europea - Asociación Europea de Diálisis y Trasplantes (European Renal Association - European Dialysis and Transplantation Association o ERA-EDTA).

Uno de los objetivos de la ERA-EDTA, la asociación europea de nefrología, es concienciar acerca de la enfermedad renal en general y mejorar la prevención de la ERC. La asociación trabaja para sensibilizar a la población y a los legisladores sobre el problema que representa la IRC. «Es importante que aumente la percepción de la ERC como un problema para la salud individual y para la economía de los sistemas sanitarios, y que se tomen medidas preventivas de forma rápida y global, porque es posible que lo que estamos viendo actualmente en términos de prevalencia de la ERC sea solo la punta del iceberg», alerta el Prof. Andrzej Więcek, presidente de la ERA-EDTA. “Hay una necesidad urgente de que se tomen medidas”.