Deporte y Vida

COACHING

¿Hay una burbuja del coaching?

El rol del coach es hacer preguntas que estimulen a reflexionar, a recapacitar críticamente acerca de los supuestos indudables, a poner en cuestión las creencias y a tornar discutible lo que se considera incuestionable.

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¿Hay una burbuja del coaching?
Jakub Jirsak

El coaching es una práctica profesional crecientemente solicitada por personas, empresas e instituciones que buscan alcanzar logros significativos en su vida personal o profesional. Es una competencia que te ayuda a pensar diferente, que te permite tomar acción efectiva y con responsabilidad hacia tus objetivos, mientras crece la imagen que tienes de ti mismo, mejoras las comunicaciones y profundizas tus relaciones.

El coaching está focalizado en ayudar a aprender, que es un proceso diferente al enseñar. El coach (facilitador) no es alguien que le diga al coachee (cliente) qué es lo que tiene que hacer. Su tarea no es juzgar, ni dar consejos. El rol del coach es hacer preguntas que estimulen a reflexionar, a recapacitar críticamente acerca de los supuestos indudables, a poner en cuestión las creencias y a tornar discutible lo que se considera incuestionable, favoreciendo así el desarrollo y crecimiento personal.

Así, el director de Innerkey Coaching, Agustín Piedrabuena, comenta “todo lo que se pone de moda, tiene un punto álgido, en el que se percibe como cool, y llega a un punto en el que por haber estado demasiado de moda, empieza a percibirse como manido, de poco valor e incluso “casposo”. Que se lo digan a las barbas o a los community managers. Que nos lo digan a los Coaches”.

“Nos topamos últimamente con múltiples publicaciones y comentarios ácidos, críticos y/o jocosos en redes, en los que se denosta la figura del Coach, arguyendo que ahora todo el mundo lo es, que todo el mundo decide reinventarse como tal, y un etcétera que versiona esos mismos puntos. Y es cierto, ha crecido mucho el número de personas que hacen una formación en Coaching y, en menor medida, aunque también en número relevante, el de personas que además deciden intentar dedicarse a ello profesionalmente”, afirma.

Con cierta sorna, afirma “la burbuja hizo florecer toda esa oferta de formación milagrosa que te convierte en Coach en un minuto y medio y te da super poderes para cambiar el mundo en 7 días.

Hace falta el Coaching de verdad

Pero, como en todo, puede ser positivo el exceso si ayuda, “para todos aquellos que ven tan alarmante el superávit de Coaches, queremos lanzar una reflexión. Si de todos esos nuevos Coaches, menos de la mitad se han formado en Coaching de verdad (que es algo que ni siquiera cabe en el término Coaching, de lo grande que es), han conseguido conectar con quien realmente son, con el que sienten que es su propósito y ahora tienen las herramientas, no solo para construir la vida que desean, si no para ayudar a otras personas a hacerlo, para cambiar desde dentro las empresas en las que trabajan, para educar desde ahí a las futuras generaciones… toda esta moda habrá merecido la pena. El mundo será un lugar un poquito mejor gracias a toda esa nueva conexión y plenitud, y a la forma en que esos nuevos Coaches conseguirán profundas y sostenibles transformaciones en personas, empresas y colectivos, por intervención directa o por mero ejemplo”, explica.

"A todos los que nos dedicamos a esto, de verdad, de corazón y con un propósito honesto detrás: cambiémosle el nombre al Coaching, si hace falta. Pero no dejemos de hacer crecer todo eso, tan bello y necesario, que está contenido en esta manida palabra. Ojalá algún día haya tantas personas viviendo vidas plenas y alineadas con quien realmente son, tantas empresas que conjuguen sus mejores resultados con la felicidad de sus empleados, que lo de ser Coach no solo suene demodé, si no que haya dejado de tener cualquier sentido. Hasta entonces, nosotros seguiremos formando personas que quieran vivir vidas plenas y contagiar esa plenitud”.

Nos quedamos con este mensaje.