Con todo lo que podemos hacer con un teléfono móvil hoy en día, es difícil preguntarnos si los usamos demasiado. Aunque aún no se ha determinado que la adicción al móvil sea una enfermedad como tal, sí que existen centros y clínicas que tratan este problema, sobre todo en los jóvenes, que pueden llegar a consultar su teléfono entre 80 y 100 veces al día.

No es de extrañar, ya que incluso existe una enfermedad llamada Whatsappitis, acuñada por la revista The Lancet, para calificar una patología que se caracteriza por la presentación de tesinotivis, inflamación del tendón y de la membrana sinovial que lo recubre, por la utilización excesiva de la aplicación que todos conocemos llamada WhatsApp, la principal manera que tenemos de comunicarnos actualmente.

La adicción al móvil puede incluso perjudicar nuestras relaciones de pareja. Así lo confirma un estudio hecho en mujeres, de las cuales el 70 por ciento admite que afecta de forma negativa a su relación conyugal. Participaron en la investigación un total de 143 mujeres, y siete de cada diez lo tenía claro: afecta en las conversaciones, en los momentos de ocio, en las comidas o incluso en los momentos con los hijos. Sí, estamos demasiado acostumbrados al “ring ring” de las notificaciones y no podemos esperar para contestar, por lo que las mujeres del estudio afirmaban que no se sentían del todo felices con esa situación.

Otro estudio, publicado en Science Direct, no se limitó a las mujeres y preguntó también a los hombres: el 46 por ciento mencionó que sus parejas pasaban de ellos para estar con el móvil, y que por ello discutían más.

Algunos consejos para “desengancharte”

- Asigna lugares de la casa sin móvil y sin cualquier otro tipo de tecnología, como la cocina o el salón.

- Procura estar una semana sin revisar el móvil una hora antes de acostarte.

- No dejes el móvil en la mesa cuando estés comiendo, déjalo en el bolsillo.

- Sé cortés y avisa cuando necesites mirar el móvil de forma urgente.