Hace poco más de un año la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el virus Zika una emergencia internacional, situando el foco de la atención mediática en Brasil, sobre todo por la celebración de los Juegos Olímpicos. Transcurridos los meses, y como informa Lavinia Schuler, responsable del Servicio de Genética Médica del Hospital de Clínicas de Porto Alegre y una de las mayores expertas mundiales en la investigación del virus Zika, “se ha comprobado como en este país el número de infecciones por Zika ha disminuido sostenidamente en 2016/2017”, y reconoce que “se esperaba ahora un brote en el sur del país, que finalmente no se ha producido”.

La Dra. Schuler se muestra crítica con las reticencias que despertó en su momento la celebración de los Juegos Olímpicos en Brasil. “Parece que inesperadamente hemos decepcionado a cientos de científicos que habían firmado una declaración en defensa de la cancelación (o el aplazamiento) de los Juegos Olímpicos para evitar la propagación de Zika por todo el mundo; sin embargo, ningún caso de Zika ha sido confirmado en ningún atleta o turista hasta este momento”.

Con todo, esto no quita trascendencia al problema sociosanitario que plantea esta infección, que “causa un daño cerebral devastador, sin cura y que permite poca ayuda para los niños sobrevivientes, habiéndose ya probado la relación de este síndrome con la aparición de importantes trastornos neurológicos infantiles, como la microcefalia”. Sin embargo, asume la Dra. Schuler, “el porcentaje de niños afectados nacidos de madres infectadas es menos de lo esperado. Se estima que alrededor del 10% de los niños de madres sintomáticas desarrollarán el síndrome completo”.

Este dato optimista se acompaña de una advertencia por parte de la experta brasileña, ya que “tenemos que asegurar un correcto seguimiento de los niños de madres infectadas que nacen sin microcefalia”. Y es que, añade, “datos preliminares sugieren que algunos de estos niños pueden desarrollar síntomas neurológicos más tarde, en su primer año de vida”. Muchos de estos niños han nacido a finales de 2015 y durante 2016, por lo que aún se puede esperar un repunte de casos de microcefalia asociados a este virus.

De las amenazas a la realidad

Y es que, aunque el número de casos documentados de síndrome congénito por el virus Zika se ha reducido significativamente en los últimos meses, se han logrado importantes avances en el conocimiento de sus causas y consecuencias, y se han rebajado las previsiones sobre su posible carácter epidémico, este virus forma parte ya de las amenazas a vigilar durante el embarazo.

“El síndrome de Zika congénito va a ser un nuevo tipo de infección fetal, como el citomelovirus o la toxoplasmosis, que son graves y que se han mantenido durante años como grandes amenazas a tener en cuenta en el embarazo, pero que no alcanzan proporciones epidémicas”, indica la Dra. Lavinia Schuler Faccini.

Lo cierto es que siguen registrándose muchos casos nuevos en los países de América del Sur y Central y también en viajeros de Europa y Asia, pero el número se aproxima poco a poco al de otras infecciones fetales, aunque destaca su gravedad.

Paradójicamente, como sucede con otras muchas enfermedades emergentes, la infección por el virus Zika ha pasado en pocos meses de ser una amenaza mundial a convertirse en una gran olvidada, al menos para el gran público.