Tatuajes, carteles, libros, etiquetas en redes sociales con la misma palabra, wanderlust. Pero, ¿qué significa exactamente? Wanderlust nos lleva hasta la lengua germana. Wandern significa “vagar”, mientras que lust se puede traducir como “pasión”. Por lo que podemos traducir wanderlust como pasión por viajar.

El doctor Michael Brein, uno de los primeros en especializarse en la “psicología de viajes” admite que éste es un tema complicado y que deberíamos estudiarlo más bien como un elemento psicológico, “la condición humana es compleja y existen decenas de elementos sociales, culturales, biológicos y fisiológicos que juegan un papel importante. Por lo tanto, según este punto de vista, es más fácil hablar de un espírituwanderlust”.

Algunos estudiosos quieren ver en esta pasión por viajar un origen genético, y lo asocian al gen DRD4, que podría estar ligado a los niveles de dopamina en el cerebro de las personas; mientras que otros expertos defienden que se trata más bien de un fenómeno psicológico. Los psicólogos les llaman "buscadores de novedades", y son esas personas que anteponen la experimentación a casi cualquier otro valor. La búsqueda de novedades se debe a una interacción compleja entre los genes y el entorno.

Un importante factor genético está en el cromosoma 11, y probablemente corresponde al gen DRD4, implicado en los flujos cerebrales de dopamina, uno de los neurotransmisores que estimulan los circuitos cerebrales del placer. Los buscadores de novedades suelen llevar versiones de baja actividad del gen DRD4. Eso implica que la dopamina tiene menos efecto, y que el individuo experimenta menos placer que la media ante las situaciones habituales. Por eso, los buscadores de novedades tienden a entregarse a las actividades de riesgo.

El Journal of Positive Psychology descubrió ya en 2012 que el sentimiento de felicidad se encuentra en el registro de recuerdos y experiencias relevantes para nosotros, y cuya máxima expresión son los viajes.

Svante Pääbo, director del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, nos lanza esta pregunta desde National Geographic (la revista de viajes por excelencia): “Ningún otro mamífero es tan inquieto como nosotros. Atravesamos fronteras. Nos adentramos en nuevos territorios aunque haya recursos en el lugar donde estamos. Otros animales no lo hacen. Tampoco lo hicieron otros humanos. Los neandertales vivieron cientos de miles de años, pero nunca se expandieron por el mundo. Nosotros, en apenas 50.000 años, llegamos a todas partes. Hay en ello una especie de locura. Navegar por el océano sin saber qué hay al otro lado... Y ahora queremos ir a Marte. No paramos nunca. ¿Por qué?”

Para Javier Ríos, Psicólogo de la UNAM y responsable de Unidad de Análisis Clínico, “tendrás muchos beneficios al viajar, siendo el principal la capacidad de adaptación a nuevos cambios. Está habilidad es muy importante en el mercado laboral por que te dará visibilidad sobre otros candidatos y aspirantes en el mundo laboral”, de ahí la importancia en muchos programas laborales de becas en el extranjero y la alta valoración que se otorga a estancias de estudios fuera de tu ciudad o país.

Los 11 beneficios psicológicos de viajar

Ampliar

1. Reduce el estrés y la ansiedad

2. Potencia tu capacidad para resolver problemas

3. Aumenta tus habilidades comunicativas y sociales

4. Abre tu mente y amplía tus horizontes

5. Favorece el autodescubrimiento

6. Te hace más feliz

7. Te aleja del miedo y de las inseguridades

8. Te hace replantear muchas cosas

9. Favorece que seas más empático

10. Aprendes de forma constante

11. Desarrolla tu visión de las cosas y amplía horizontes

Ahora ya sabemos la razón por la que quieres viajar todo el rato, está en tus genes. Y no sólo eso, viajar aporta felicidad. Todo es perfecto. Y tú, ¿tienes espíritu wanderlust?