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¿Aún no conoces la caléndula?

La caléndula, también conocida como mercadela en nuestro país, es una planta muy vistosa que tiene un montón de propiedades saludables para la salud.

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La caléndula tiene muchos beneficios para la salud.
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Su nombre te sonará hasta raro. La caléndula (o mercadela) es una planta que puede incorporarse a ensaladas, infusiones o zumos y posee grandes beneficios para nuestra salud. Posee un tono anaranjado y amarillo y su cultivo, pese a ser originaria del sur de Europa, se está extendiendo hacia otras zonas gracias a sus propiedades.

La forma más común de tomarla es elaborando una infusión con la flor seca o fresca, con una proporción aproximada de cuatro cucharadas por cada litro de agua. En la cocina, se pueden añadir sus hojas a ensaladas y otros platos para aportar la nutrición recomendada desde la medicina tradicional oriental. Se recomienda usar las hojas, las raíces y las flores en sus diferentes formatos.

Propiedades y beneficios de su uso

La caléndula, una planta con muchos beneficios para nuestra salud.

- Resulta muy beneficiosa para las quemaduras de piel, reduciendo la inflamación, calmando el dolor y estimulando la regeneración celular y de colágeno

- Alivia las picaduras de insectos

- Si la bebemos en infusión, se pueden hacer gárgaras para mejorar las afecciones de la boca y la garganta

- Mejora las afecciones cutáneas, es decir, se recomienda en casos de dermatitis, acné o abscesos y forúnculos en forma de cataplasma

- Puede ayudar a combatir la anemia

- Alivia los dolores de reuma, articulaciones y músculos realizando masajes con su aceite

- En el caso de las mujeres, reduce los dolores menstruales

- Calma la indigestión y la gastritis. También se recomienda en casos de úlcera de estómago

- El aceite de caléndula ayuda a cicatrizar y curar las heridas

- Su infusión alivia la conjuntivitis

- Es un remedio natural para prevenir náuseas y vómitos

Cómo hacer aceite de caléndula

Solo necesitaremos aceite de oliva virgen, flores de la propia caléndula y un frasco. Primero tenemos que echar las flores en el frasco, para después cubrirlas con aceite hasta que las flores queden completamente por debajo de éste. La mezcla debe reposar alrededor de treinta días, en los que se recomienda que le dé el sol unas dos o tres horas diarias, así como remover la mezcla. Pasados los treinta días, hay que colar el aceite y almacenarlo en un frasco de cristal que podemos conservar en la nevera.