Desayunar dos tostadas con mantequilla duplica el riesgo de diabetes
Es un clásico acompañamiento al primer café de la mañana. Sin embargo, no es la opción más saludable, advierte un nuevo estudio
Si eres de los que desayuna cada mañana un par de tostadas untadas con mantequilla, debes saber que este hábito puede aumentar tu riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en un futuro próximo. Esta es una de las sorprendentes conclusiones que se desprenden del estudio publicado el pasado febrero en la revista The American Journal of Clinical Nutrition y que ha sido realizado en el marco del proyecto PREDIMED, ensayo que busca valorar los efectos de la Dieta Mediterránea en la prevención de enfermedades crónicas.
Lo cierto es que la relación entre una dieta rica en grasas y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares ha sido ampliamente evaluada en distintos estudios. Sin embargo, no hay tanto conocimiento respecto a la posible influencia de la grasa alimentaria en el desarrollo de diabetes mellitus tipo dos. Por este motivo, el objetivo de esta investigación fue examinar el vínculo entre la ingesta total de grasas y la incidencia de esta enfermedad metabólica, así como el grado de riesgo en función de los diferentes tipos de grasas y el consumo de determinados alimentos.
Para ello, los investigadores analizaron los datos de 3.349 hombres y mujeres de entre 50 y 80 años que no sufrían diabetes al inicio del estudio, pero que sí presentaban un alto riesgo cardiovascular. A todos ellos se les hizo un seguimiento durante más de cuatro años, periodo en el cual 266 fueron diagnosticados con diabetes tipo dos. Concretamente, fueron aquellos participantes con un mayor consumo de grasas saturadas y de origen animal los que presentaron el doble de posibilidades de acabar desarrollando la enfermedad, respecto a los voluntarios con una ingesta menor.
A su vez, el estudio determinó que el consumo de 12 gramos al día de mantequilla (más o menos la cantidad que cabe en una cucharada sopera rasa) duplicaría el riesgo de padecer diabetes al cabo de cuatro años y medio, que es el tiempo durante el cual se realizó el seguimiento a los participantes en el proyecto.
Puede aportar beneficios (con moderación)
Pero ¿realmente esconde tanto peligro para la salud uno de los alimentos más habituales en el desayuno? Para empezar, cabe recordar que “la mantequilla se elabora a partir de crema o nata de leche fresca entera o bien de determinados productos lácteos en los que la materia grasa es el componente esencial. De hecho, por regulación, una mantequilla debe tener, por lo menos, 80% grasa, 16% agua y 3% sólidos de leche”, explica Juana Maria González Prada, dietista-nutricionista y directora técnica de la Clínica Alimmenta. Sin embargo, el hecho de ser un alimento tan rico en grasas —y mayoritariamente, en grasa saturada— no lo convierte en prohibido ni en poco recomendable. Es más, “su consumo de manera ocasional y en las cantidades adecuadas puede aportar beneficios a nuestra alimentación”, señala la experta en nutrición.
En este sentido, González Prada afirma que además de ser una fuente importante de grasa, la mantequilla también nos aporta vitaminas A, D, E y K, así como calcio. De este modo, no hay por qué desterrarla de nuestra dieta, sino que tan solo deberíamos tomar “una cucharada, una o dos veces por semana, como máximo”. Así pues, podemos continuar disfrutando de la mantequilla en nuestro desayuno, aunque no a diario.
Además, no se puede afirmar que la relación entre el consumo de mantequilla y la incidencia de diabetes se deba únicamente al hecho de ser un alimento con un alto contenido en grasa saturada y de origen animal. Por una parte, los investigadores creen que jugaría un papel clave la matriz alimentaria en la que se encuentra esta grasa; es decir, en cómo está presente en la mantequilla y su interacción con los demás nutrientes. Por la otra, también podría influir el hecho de que su consumo va asociado, generalmente, al de alimentos ricos en hidratos de carbono refinados, como es el caso de las tostadas o el pan. Esta segunda hipótesis es, de las dos, la que más convence a la nutricionista Juana María González Prada, “ya que la relación entre las dietas ricas en hidratos de carbono refinados y el riesgo de sufrir diabetes mellitus tipo dos ha sido comprobada en diversos estudios”.
Asimismo, nos recuerda la experta, tampoco debemos olvidar que la mantequilla es un alimento muy calórico, precisamente por su alto contenido en grasa. Esto hace que, de ser consumida de forma habitual y superando las dosis recomendadas, pueda conllevar a un exceso de grasas y calorías en la dieta y, por tanto, favorecer el sobrepeso y la obesidad, lo cual sí está directamente relacionado con el desarrollo de la diabetes.
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