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Las monodietas: ¿funcionan o son un riesgo para la salud?

Consisten en limitar la ingesta a un solo alimento: piña, alcachofa, jarabe de agave… Dos nutricionistas explica qué nos pasa si las seguimos

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Las monodietas: ¿funcionan o son un riesgo para la salud?

Recién estrenada la primavera y con el verano en el horizonte, es fácil sucumbir a dietas milagro que nos prometen perder peso de forma rápida y sin mucho esfuerzo. Una de las últimas en causar furor entre aquellos que ansían rebajar unos kilos son las llamadas monodietas.

“Se trata de dietas que se basan en comer un único alimento (por ejemplo, piña, alcachofa o jarabe de agave) durante un tiempo determinado. Por norma general, suele ser un alimento que está de moda o bien al que se le atribuyen propiedades o virtudes sobrevaloradas para, principalmente, perder peso”, explica Patricia Nevot, dietista-nutricionista del Centro Júlia Farré. Un objetivo que, en un primer momento, sí que consiguen, “ya que implican un déficit calórico muy severo. El problema es que esta bajada rápida de peso se corresponde a depósitos de agua y masa muscular, por lo que el efecto rebote está asegurado”, advierte la también dietista-nutricionista Gabriela Uriarte.

Otra de las motivaciones que impulsan a muchas personas a realizar una monodieta es conseguir mejorar ciertos problemas de salud, desintoxificar el organismo y ganar en bienestar. Según los partidarios de este tipo de dietas, esto se consigue porque, al ingerir un solo alimento (o varios del mismo grupo), nuestro cuerpo no debe dedicar tantos esfuerzos en la digestión y puede centrarse en los procesos de depuración y eliminación de toxinas. Así, siempre en palabras de los defensores de las monodietas, conseguiremos mejorar nuestro tránsito intestinal, ‘limpiar’ nuestro organismo, gozar de una mayor claridad mental e incluso aumentar nuestras defensas, entre otros muchos efectos positivos. La verdad es que todo parecen ser ventajas. Sin embargo, “los principales beneficios que respaldan los partidarios de la monodieta no están apoyados por ningún estudio clínico”, apunta Patricia Nevot.

Respecto al supuesto efecto detox que ejercen sobre nuestro organismo, la dietista nos recuerda que “no hay mejor limpiador y eliminador de toxinas que nuestro riñón y nuestro hígado. Es más, en caso de que nuestro cuerpo no fuera capaz de hacerlo por sí mismo, no necesitaríamos una dieta, sino ir directamente al médico”. En este punto coincide totalmente la nutricionista Gabriela Uriarte, quien alerta del peligro de este tipo de dietas al fomentar la creencia de que “no importa si mi alimentación habitual es desequilibrada, ya que gracias a estas monodietas voy a poder purificarme y resetear mi organismo”.

Además, añade Patricia Nevot, “si sigues una dieta sana en la que no te fijas en un alimento concreto o un nutriente aislado, no tienes por qué tener la necesidad de mejorar tus digestiones ni aumentar tus defensas. De todas formas, si se diera el caso, se debería consultar con un especialista antes que probar con estas dietas”.

Aunque las monodietas se pueden realizar con cualquier alimento, sus adeptos suelen consumir únicamente fruta, verdura o arroz integral durante un periodo de tiempo concreto que puede oscilar entre un día a varias semanas. El riesgo está en que “no hay un alimento ideal que cumpla con todos los requisitos energéticos (proteínas, grasas e hidratos) y nutricionales (vitaminas y minerales). Así pues, la ingesta de un único alimento conllevará problemas de salud, además de hacernos sentir débiles y malhumorados”, afirma la dietista-nutricionista Patricia Nevot. Tampoco hay que menospreciar “la frustración que resultará al ver que la pérdida de peso no se mantiene, algo que en muchos casos implica retomar una alimentación de excesos”.

Evidentemente, los riesgos para la salud no son los mismos si la monodieta se realiza durante un par de días o bien durante un mes. “Cuánto más tiempo se haga, más privación de nutrientes habrá y, por lo tanto, más riesgo de desnutrición proteica y déficits en vitaminas y minerales. De todas formas, no la recomiendo en ninguno de los casos, ya que en ambos puede ser perjudicial”, señala Nevot.

A pesar de que es algo menos probable, Gabriela Uriarte explica que “las pautas extremas como las monodietas también pueden ocasionar una malnutrición por exceso. Es decir, pueden causar una hipervitaminosis (excesiva acumulación de una vitamina en el organismo)”.

Finalmente, hay quienes recomiendan las monodietas para momentos puntuales en los que se quiera contrarrestar los excesos realizados con la comida y la bebida durante uno o varios días. Por ejemplo, la mañana siguiente a un gran banquete, después de las comilones propias de las Navidades o al volver de las vacaciones, donde solemos ser más permisivos con nuestra alimentación. Les preguntamos a las expertas en nutrición si en estos casos, de forma excepcional, una monodieta a base de frutas y/o verduras podría tener algún beneficio y, por tanto, ser aconsejable. Ambas son tajantes en la respuesta: “no son necesarias ni recomendables”.

“Lo que se debe hacer es volver a una alimentación saludable y si no la sigues, quizás sea un buen momento para consultar a un dietista-nutricionista para que te ayude a entender cómo debe ser tu alimentación”, opina Gabriela Uriarte. En la misma línea, Patricia Nevot asegura que “si aprendes a comer y a controlar la ansiedad y te dan las herramientas adecuadas para hacerlo, luego no necesitas recurrir a estas dietas para compensar. No se trata de contar calorías, sino de saber cómo y qué se debe comer en cada circunstancia”.