Deporte y Vida

A BOCADOS

Cómo comer mucha ensalada puede hacerte sentir fatigado y deprimido

Todo en su justa medida: también los alimentos supuestamente saludables. El contenido en cobre de determinados vegetales puede tener efectos negativos

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Comer tanta ensalada no es tan bueno

Te dicen y te repites hasta la saciedad que una dieta sana es aquella que incluye, sí o sí, entre sus platos principales una de esas ensaladas clásicas a la que no le falta lechuga, tomate o zanahoria, o bien una más atrevida con aguacate, pimiento o kale. Tanto si es tradicional como si es vanguardista, a la mayoría de sus ingredientes le hemos colgado la etiqueta de alimentos sanos, propios de la cesta de la compra de alguien que vigila lo que come y que se preocupa por su salud.

Y es que las ensaladas son, para la mayoría, el paradigma del alimento modélico, al menos desde el punto de vista nutricional. Sin embargo, recientemente, la doctora Svetlana Kogan ha hecho unas declaraciones que ponen un inquietante "pero" en su consumo. Según afirmó la experta a la cadena CBS de Nueva York, algunos alimentos que encontramos en muchas ensaladas, como el aguacate, el coco o la kale (col rizada), considerados perfectamente saludables, podrían ser los desencadenantes de cierta sensación de fatiga, cansancio o incluso depresión. El motivo que aduce Kogan para respaldar esta teoría es su contenido en cobre.

Ahora bien, antes de tomar a pies juntillas tal afirmación y defenestrar los alimentos ricos en cobre para siempre, veamos cuáles son aquellos aspectos que matizan tal aseveración.

Control por eliminación

Para empezar, la dietista-nutricionista y directora técnica en la Clínica Alimmenta, Juana María González Prada, quiere dejar claro que "es muy difícil llegar a sufrir una ingesta tóxica de cobre. El organismo cuenta con una regulación interna que controla la absorción y excreción del cobre, en función del aporte diario", arguye.

Si el consumo de alimentos no puede ocasionar toxicidad por cobre o, al menos, no constituye la única razón que explicaría este diagnóstico, ¿cómo se elevan los niveles de este oligoelemento en el organismo? Tanto Juana María González como la farmacéutica y directora del curso de Experto en Nutrición y Dietética de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), María Barado, atribuyen todo incremento de cobre por encima de lo normal a problemas en su eliminación.

Así lo explica González: "El cobre es expulsado por la bilis. Así que, si se produjeran alteraciones en los conductos biliares, se podrían desencadenar dificultades en su eliminación, lo que haría que sus niveles aumentaran. Además, cualquier enfermedad hepática que interfiera en la excreción de bilis puede producir elevaciones de cobre en el hígado".

Ahora bien, ¿a qué cantidad nos estamos refiriendo cuando hablamos de exceso de cobre? En primer lugar, según María Henar Gutiérrez, directora de la Facultad de Ciencias de la Salud de UNIR, "la cantidad diaria necesaria oscila entre 0,7 y 3 mg/día, dependiendo de la actividad metabólica y la edad (los adultos y adolescentes, de 1,5 a 3 mg y los niños, de 0,7 a 2 mg), estimándose una media de 1 mg/día". Y por otro lado, "el nivel de ingesta máximo prolongado se sitúa en 10 mg", apunta la dietista nutricionista Juana María González.

A la vista de las cifras aportadas por las expertas, queda preguntarnos acerca de cuáles son las principales fuentes de cobre que nos llevamos a la boca y qué cantidades aportan. Según la Base de datos de composición de alimentos Red BEDCA, a la que alude Henar Gutiérrez, "los alimentos más ricos en cobre son los quesos, que en algunos casos pueden llegar hasta 429 mg/100 g de alimento. Mientras que las almendras tienen 1 mg/100 g de porción comestible. Por otra parte, la verdura que más cobre tiene es la alcachofa, con 0,23 mg/100 g, y las de hoja 0,5 mg/100g ".

¿A qué me estoy arriesgando?

Tal y como apunta María José Busto, directora de la Facultad de Ciencias de la Salud de UNIR, "el exceso de cobre es eliminado por los conductos biliares y las heces, lo que significa que si una enfermedad afectara a estas vías, su eliminación podría verse perjudicada". ¿Resultado? Los niveles de cobre se incrementarían y con ello también las posibilidades de sufrir los efectos negativos de su acumulación. "La ingesta de cobre en demasía y la toxicidad producida en pacientes sometidos a hemodiálisis pueden producir anemia hemolítica (por destrucción de los glóbulos rojos), náuseas, vómitos y diarrea", advierte Busto, quien además añade que "la enfermedad de Wilson (trastorno hereditario que hace que el organismo no pueda deshacerse del cobre adicional) está asociada con enfermedades hepáticas, renales, amenorrea y alteraciones del sistema nervioso central, ocasionando distintos grados de insuficiencia hepática y renal, depresión e incluso psicosis".

¿Puedes comerte 10 ensaladas de una tacada?

Si lo haces, además de quedarte cara de lechuga, tomate o zanahoria, podrías correr algunos riesgos importantes para la salud. Y es que ese es el límite —10 ensaladas al día— que señala Juana María González, dietista nutricionista y directora técnica en la Clínica Alimmenta para los adictos a las ensaladas. Según la experta necesitaríamos unos 2 kilos de ensalada para llegar a los 10 mg de cobre que ella misma apunta como el nivel de ingesta máximo en una alimentación equilibrada.

Hablamos de diez ensaladas como esta que propone González:

50 g de lechuga.

100 g de lentejas.

30 g de pimiento rojo.

40 g de aguacate.

10 g de pepinillos.

Pasar la línea roja que traza González no depende sólo de atiborrarse con alimentos ricos en cobre, ya que, "en gran medida, la acumulación de cobre responderá a que nuestro organismo haga una correcta eliminación de este oligoelemento, y no tanto a la cantidad que se ingiere", subraya María Barado, farmacéutica y Directora del Experto en Nutrición y dietética de la Universidad Internacional de La Rioja.