Por qué llevarse lectura al baño no siempre es una buena idea
Pasar demasiado tiempo sentado puede aumentar el riesgo de padecer hemorroides. Pero hay muchas cosas más que deberías saber sobre ellas
Si quisiéramos comenzar este artículo con cierta guasa diríamos que nunca una patología menor se llevó tan reconocidamente en silencio a nivel social como las hemorroides. Ya sabes, esas pequeñas protuberancias (externas o internas) en la zona anal que siempre han causado pudor, como si padecerlas fuera un castigo divino o, peor aún, una señal de proscrito.
Y nada más lejos de la realidad porque según un informe que realizaron los doctores Orit Kaidar-Person, Benjamin Person, y Steven D. Wexner a través del Departamento de Cirugía Colorrectal de la Cleveland Clinic Florida, solo en los Estados Unidos hay algo más de 10 millones de personas que viven con almorranas. Aunque esa cifra represente menos del 4% de la población, tampoco estamos hablando de una ni dos personas. “La incidencia verdadera de las hemorroides es difícil de asegurar, pero se calcula que la prevalencia en la población mundial es de aproximadamente un 4,5%”, afirma el doctor Eloy Espín Basany, jefe de la Unidad de Colon y Recto del Hospital Valle de Hebrón en Barcelona y vicepresidente de la Asociación Española de Coloproctología (AECP). Ahora bien, la pregunta para la que probablemente quieres tener respuesta es: ¿Estaré yo algún día entre esos agraciados?
Las causas
Lo primero que hay que saber es por qué salen. “Básicamente de lo que hablamos es de unos vasos sanguíneos localizados en el ano que han aumentado excesivamente de tamaño. No se conoce la causa de este fenómeno aunque hay varias teorías: el aumento de presión de los vasos o la pérdida de ciertas fijaciones anatómicas que propician que los vasos se dilaten y que sus paredes se debiliten haciéndolas más susceptibles al sangrado”, explica el doctor Espín. Todo esto, según el especialista, produce dos tipos característicos de hemorroides: las internas y las externas.
"Uno de los remedios caseros es el baño de asiento de agua templada con la aplicación de tomillo o de otras hierbas medicinales"
Cuando sepas qué cosas las pueden desencadenar y, sobre todo, lo variado del repertorio, te sorprenderás. Apunta: desde un embarazo (entre el 25% y el 35% de las embarazadas las padecen, y el porcentaje podría llegar al 85% en el tercer trimestre de gestación), hasta un estreñimiento constante, pasando por achaques típicos de la edad. “Pueden aparecer en cualquier momento, pero su pico máximo es en las personas de entre 45 y 65 años”, apostilla el médico. También pueden influir los estados de diarrea, la intensidad a la hora de hacer esfuerzo cuando uno está en la poltrona (cuanto mayor sea, peor) e incluso un tiempo excesivo sentado en el baño pensando que así contribuimos positivamente con la evacuación, cuando lo que puede suceder es todo lo contrario (un periodo prolongado en esa posición aumenta la presión en ciertas estructuras anatómicas de la zona). Así que, consejo número uno y clave en tu vida: deja de llevarte la lectura al cuarto de baño.
Ahora que ya sabes qué es lo que las desencadena, presta mucha atención a los dos métodos principales (y muy sencillos) para prevenirlas: conseguir un hábito deposicional regular (es decir, visitar el baño día sí y día también) y llevarlo a la práctica sin esfuerzo (es decir, las heces, cuanto más fáciles de expulsar, mejor). “Con este fin, lo que los médicos recomendamos es comer al menos cinco frutas frescas al día; aumentar la ingesta de fibra; beber, como poco, 1,5 litros de agua diarios; y realizar ejercicio físico”, relata el cirujano. Sí, has leído bien. El ejercicio físico también afecta; en palabras del propio doctor Espín, “el sedentarismo influye en cuanto a que se relaciona en muchas ocasiones con deposiciones menos regulares y de consistencia más dura, lo cual no deja de ser un traumatismo en el canal anal”.
Los remedios
Una vez han aparecido, lo ideal sería conseguir aliviar los sínomas. Los casos más leves, por ejemplo, se tratan modificando la dieta con el fin de disminuir la constipación y, por tanto, también el esfuerzo en ese momento clave que tú ya sabes. De nuevo, hay que cambiar lo que comemos: “Se aumenta la cantidad de líquido y fibra que se ingiere en la dieta habitual”, matiza el experto. También se pueden recetar lubricantes y para algunos pacientes se aconsejan los baños de asiento de agua templada, ya que los especialistas solo sugieren el agua fría si hay un sangrado activo importante.
También existen remedios caseros para suavizar las molestias, como el que el propio experto recomienda: “Los baños de asiento de agua templada con la aplicación de tomillo o de otras hierbas medicinales”.
Para los procesos serios con síntomas más graves o prolongados en el tiempo, y cuyas hemorroides no acaban de eliminarse con otros tratamientos, no queda más remedio, como reconoce el doctor Espín, que acudir a cirugía, “aunque es un porcentaje mínimo de los casos tratados”, confiesa. No busques alternativas que tal vez no sean del todo eficaces. “Contrariamente a la creencia popular —dice el doctor—, la cirugía con láser no es menos dolorosa, no ofrece ninguna ventaja sobre otros métodos quirúrgicos y, además, encarece el tratamiento”.
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