Deporte y Vida

CUESTIÓN DE PIEL

Esto es lo que le ocurre a tu cuerpo cuando estás dos días sin ducharte

A las 48 horas sin ver agua ni jabón, los efectos se notan. Pero lavarse varias veces al día tampoco es bueno. Expertos nos dan la medida exacta

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Mujer joven recién salida de la ducha, con toalla en la cabeza y mirando esponja con restos de jabón

Casi todo el mundo tiene una opinión al respecto. Pero cuando se trata de teorizar sobre el número de veces que tenemos que pasar por la ducha, existen criterios encontrados: el de aquellos que abogan por hacerlo una vez al día (o incluso más) y el de los que prefieren alargar más el espacio de tiempo entre sesión y sesión. Un informe realizado por la empresa alemana Hansgrohe concluyó que solo el 42% de los encuestados (500 hombres y mujeres de entre 18 y 55 años) se duchaba diariamente.

Pero, más allá de los olores que de manera inevitable despedimos al no ir aseados, ¿qué le ocurre a nuestro cuerpo cuando no nos duchamos? Javier Pedraz, dermatólogo del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid nos lo aclara. “Se acumulan todo tipo de bacterias, que podrían provocar infecciones bacterianas en la piel y a su vez podría afectar a otros órganos”. Aunque lo cierto es que en nuestra dermis siempre hay bacterias, es importante que eliminemos las malas (corynebacterium) de manera periódica. Y mejor antes de que pasen 48 horas. “A partir de ese momento aumentan y, aunque no suelen provocar infecciones, en una situación de higiene deficiente, puede ocurrir. La probabilidad es mayor cuando pasamos más días sin bañarnos. Además, el olor corporal surge relativamente pronto —a partir del segundo día— aunque lo cierto es que varía dependiendo de la persona”, asegura el experto.

Las culpables del mal olor son las glándulas apocrinas

“Aparecen entre los 8 y 14 años y están localizadas en las axilas, las ingles, alrededor del pezón y en el ano. Estas producen una sudoración más grasa, y la acción de las bacterias malas generan ácidos grasos volátiles que causan un aroma desagradable y fuerte. Pero, como también apuntaba Pedraz, “algunas personas tienen más glándulas apocrinas o estas están más activas que en otros casos”, detalla el dermatólogo Miguel Ángel Gorospe, especialista en Dermatología Clínica en Imema.

"Ducharse demasiado y usar de manera exagerada geles no solo secará nuestra piel sino que también contribuirá a que esta esté más predispuesta a padecer dermatitis y descamación"

Miguel Ángel Gorospe, especialista en dermatología clínica

Tampoco es bueno que se acumule mucha grasa o sudor en la dermis porque podría favorecer la aparición de infecciones e irritaciones. “Para evitarlo debemos hidratarla con una crema hidratante y no con agua. Si lo hacemos, impediremos que se reseque y, como consecuencia, que aparezcan eccemas o picores”. Pero esta es solo la primera fase. Si pasan semanas, podrían aparecer los primeros hongos. “Necesitan un ambiente adecuado para poder crecer y no siempre se propagan tan fácilmente como las bacterias, pero suelen verse en zonas de flexión (axilas, ingles y región submamaria), como le ocurre a las glándulas apocrinas”, explica Pedraz. El doctor Gorospe añade que “es más frecuente en aquellas personas que sufren de obesidad, por el roce de una piel con otra, y en menor medida en las personas diabéticas”.

En su justa medida

Pero, ¿podemos llegar a excedernos con la limpieza? Pedraz no lo duda. “Ducharse demasiado y usar de manera exagerada geles no solo secará nuestra piel sino que también contribuirá a que esta esté más predispuesta a padecer dermatitis y descamación”. Gorospe lo suscribe. “A las personas que sufren dermatitis atópica y tienen la piel sensible les convienen las duchas cortas, con agua templada, y un jabón que no reseque la piel. Si son atópicos severos tendrán eccemas y con mayor motivo deben darse duchas cortas. Pero también hay que tener en cuenta la climatología: los climas fríos y secos como, por ejemplo, Madrid resecan la piel y la edad también es un factor a tener en cuenta; los más sensibles son los niños y las personas mayores”.

¿Y si tenemos que saltarnos una ducha?

“Lo mejor es limpiar las zonas de la piel más predispuestas a la aglomeración de bacterias, hongos y restos celulares en las zonas de flexión y en las zonas interdigitales, sobre todo, de los pies. El cambio de ropa también es recomendable ya que los tejidos pueden acumularlos, aunque en menor medida que en la propia piel”, aconseja Pedraz. En definitiva, si queremos mantenernos aseados, debemos ducharnos cada día, secarnos bien y mantenernos hidratados. “Si seguimos estos pasos evitaremos que se propaguen las pequeñas escamas y costras que se acumulan encima de la dermis”, remata Gorospe.