Asesinato de Diego Bello: ni era un capo de la droga ni disparó a la policía
La investigación llevada a cabo por el equivalente a la Fiscalía filipina desmiente la versión oficial sobre el asesinato -a tiros- del surfista gallego.
En tan solo 5 años, Human Rights Watch asegura que en Filipinas han muerto hasta 12.000 personas en supuestas operaciones antidroga, fruto de la guerra que ha declarado su presidente, Rodrigo Duterte, al narcotráfico. En más de 50, también, se han detectado indicios de ejecuciones extrajudiciales. Y como se acercan elecciones, el gobierno filipino ha prometido investigar 6.000.
Uno de estos es el de Diego Bello, un surfista coruñés de 32 años que residía en la isla de Siargao desde el 2017. Bello, que había militado en las categorías inferiores del Depor y hasta había protagonizado una de las campañas del club gallego, tenía varios negocios en el país asiáticos y fue asesinado por la policía en enero del 2020. La versión oficial decía que tres agentes le habían parado una trampa como capo de la droga para comprarle cocaína y detenerle en el acto, pero que se vieron obligados a disparar cuando el coruñés sacó un arma, les disparó e intentó huir.
Versión de la Oficina Nacional de Investigación
Dicha versión oficial fue desmentida primero por la Comisión de Derechos Humanos de Filipinas, que emitó un informe contrario en el que aseguraba que "la policía disparó deliberadamente a matar". Ahora, otro informe elaborado por la Oficina Nacional de Investigación (el equivalente a la fiscalía) también desmonta la primera versión con otro informe con testimonios de testigos, análisis de archivos y revisión de la escena del crimen, según ha informado el diario El País. Estos son algunos de los argumentos que esgrimen:
- Los casquillos encontrados en el escenario del crimen (de dos calibres, la pistola de la policía y la que supuestamente era de la víctima) estaban tan cerca que consideran inverosímil que el único herido fuera Diego Bello.
- El rastro de dichas balas, las manchas de sangre y los daños en el lugar no coinciden con el movimiento de huida descrito por la policía. Incluso aseguran que de los seis disparos que recibió, el último se produjo cuando ya estaba prácticamente en el suelo.
- El arma atribuida a la víctimaera de una empresa radicada en Manila que negó tenerla inscrita en su inventario y fue imposible vincular a la compañía con Diego Bello.
- El nombre del coruñés no figuraba en el listado oficial de narcos desde 2016 y la Agencia de Control de Drogas de Filipinas certifica que no participó en el operativo.
- La autopsia concluyó que el surfista gallego no había tomado ninguna droga en los 6 meses anteriores a su muerte.
- La supuesta riñonera donde guardaba la cocaína y el arma no aparecen en las cámaras del restaurante del que salió justo antes del tiroteo.
Con todo, familiares y amigos se están armando de argumentos para demostrar que Diego Bello no era un capo de la droga y que tampoco disparó a la policía, sino que le asesinaron a sangre fría por algún motivo extrajudicial. Gracias a su presion en la calle y a la presión diplomática, así como a los contactos conseguidos con un bufete filipino y abogados expertos en derecho penal internacional, han conseguido que la fiscalía impute a los tres agentes por asesinato, perjurio y falsificación de pruebas.
El móvil del asesinato parece complicado de descifrar. Sin embargo, amigos y familiares ya apuntaron hace unos meses a la conexión entre el capitán Wise Vicente Panuelos (al mando del operativo) y el gobernador de Camarines del Sur, Migz Villafuerte, como una posible teoría. Y es que el político habría acudido al local pocos meses antes del asesinato amenazándolo de muerte, supuestamente, por hacer ruido. Aunque aseguran que el incidente esconde una historia de celos y envidia.