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Un multimillonario noruego creará un barco gigante para acabar con la basura del mar

La idea pretende limpiar 5 toneladas de residuos al día para su posterior reciclaje. Un acto que da algo de esperanza ante la inacción de gobiernos y empresas.

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El barco de un multimillonario noruego pretende acabar con la suciedad del mar recogiendo hasta 5 toneladas diarias de basura.
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La toma de conciencia global de la gran amenaza que supone la polución de nuestros mares ha hecho que grandes millonarios se sumen a la frenada de esta terrible tendencia que está acabando con tantas especies y medios. Ante la inacción de muchos gobiernos y empresas, muchos particulares han decidido empezar a tomar partido para paliar la preocupante contaminación de nuestros océanos.

Este es el caso del multimillonario noruego Kjell Inge Røkke que, después de aportar una gran suma de dinero para invertir en el barco más grande del mundo dedicado a limpiar los océanos, ha dado un paso más en la lucha contra la contaminación del mar. Concretamente con REV Ocean de nombre, un gigantesco barco que incluirá un submarino y contará con la última tecnología en radares para detectar residuos; a la vez que la contaminación del mismo se verá reducida gracias a un sistema de motor de bajas emisiones.

Røkke, el cual empezó su carrera como pescador, posee actualmente el 67% de la flota marítima del grupo AKA Aser a la vez que un gran porcentaje de la explotación petrolífera en el mar. Siendo uno de los hombres más ricos de Noruega, según la revista Forbes, este multimillonario ha querido devolverle todo lo quitado al mar con este gesto tan necesario para el medio ambiente.

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Con 181 metros de eslora, este barco pretende recoger 5 toneladas de basura diaria para ser posteriormente reciclada, aportando así un granito de arena en la guerra contra la polución de las aguas de nuestros mares. Un buque que será una realidad para 2021 y que pretende acarrear también a un buen puñado de investigadores -hasta 60- para seguir conociendo de la magnitud de la tragedia que supone el sistemático vertido de plásticos al mar. Un gesto que debería ser obligatorio entre las clases más acomodadas del mundo.