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Historias del skate: el arriesgado rail gap de Clive Dixon entre dos tanques de agua

Este skater protagonizó una de las imágenes más potentes de los últimos años. Un rail gap entre dos tanques de agua con una caída de 20 metros de altura.

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Agarraos que la última movida de Clive Dixon os hará caer de la silla. Este skater británico se ha convertido en el prota de una de las imágenes más tochas de los últimos años con este rail gap entre dos tanques de agua, cerca de el desierto de Mojave, en Estados Unidos. Con un escenografía de lo más auténtica y un gap de una caída bastante considerable, esta portada de Trasher Magazine demuestra, una vez más, que el skate no tiene límites.

Inspirándose en el legendario gap entre dos torres de agua de Jeremy Wray que se convirtió en una de las portadas de Trasher Magazine más emblemáticas de la historia de la revista, Clive quiso doblar la apuesta con un boardslide de infarto. Y así lo hizo. Todo ello recopilado en My War, un vídeo que recoge las impresiones de todos los integrantes del equipo que participaron en la movida junto con las reflexiones de otros profesionales del monopatín y, por supuesto, las del mismísimo Clive.

La historia empezó cuando su amigo Adam Mills vio este spot “patinable” desde la carretera. Mills llamó a Clay y le contó que podría realizar una locura bastante memorable. Clive accedió y visitaron el sitio hasta tres veces para preparar y calcular toda la movida. Al cuarto día, Dixon lo tenía muy claro. Aunque la tensión se podía cortar con un cuchillo, el miedo y el riesgo de la cruzada no pararon a este decidido skater que, con total serenidad y calma, pilló carrerilla, se subió a la tabla a toda velocidad y se convirtió así en el protagonista de una de las imágenes que pasarán a la historia del skate. Solo unos cuantos intentos le bastaron para completar este reto que nos ha dejado a todos sin palabras.

Dos situaciones de lo más similares. Con dos trucos de lo más distintos. Dos historias diferentes con un mismo sentido: superar los límites del miedo y de la mente humana. Y es que más allá de la complicidad de tales movidas, la lucha real es con uno mismo. De hecho, la dificultad detrás de grindar un rail de estas características no es tan considerable como enfrentarse al temor de caer por un hueco de 20 metros de altura. El reto real es con uno mismo, con la mente y con el miedo. Es por eso que resulta tan alucinante ver como skaters como Clive Dixon han llegado a superar los límites de la mente sin perder la cabeza.

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