Arinsal, examen en Andorra
La montaña aparecerá en la Vuelta a España en la tercera etapa. “Al ser tan pronto seguro que alguien sufre”, dice Purito Rodríguez a AS.
Y al tercer día de La Vuelta… ¡pum! Llega el primer final en alto de la edición 2023, y fuera de las fronteras españolas. Concretamente, en Andorra. La cima de Arinsal, una de las seis llegadas en alto inéditas de este año, marcará las primeras diferencias. Una subida no demasiado larga (6,8 kilómetros al 8,3% de media), pero explosiva. Sus tramos del 13%, acompañados de curvas de herradura, pueden hacer mella en más de uno, y más siendo tan pronto, cuando todavía algunos están ‘activando’ su cuerpo en las jornadas inaugurales de la carrera.
“Es un puerto bastante duro, un clásico en Andorra de los entrenamientos de quienes residen por aquí”, cuenta Purito Rodríguez tras analizar la ascensión con AS en unas carreteras que se conoce como anillo al dedo, tras más de 15 años viviendo en el Principado.
En la parte final de la etapa se concentra toda la dureza, ya que ascenderán el Coll d’Ordino, otro ilustre de Andorra, descenderán y, sin apenas margen, volverán a subir otra vez rumbo a Arinsal. La estación de esquí les espera en la cima.
“Es una baja rápida y, tras una rotonda, arranca el puerto atravesando la localidad de Arinsal. Es un inicio exigente, con una recta en la que pueda haber los primeros movimientos. Después vienen 1,5 km algo más suaves, con algún descanso”, desgrana Joaquím sobre la parte inicial. A sus 44 años, sube como si de un corredor en activo se tratase, moviendo vatios sin respiro.
“Después, el giro a izquierdas, donde la vista panorámica cambio por completo. A falta de 3,5 km para coronar es cuando más se endurece. Los corredores verán al fondo las largas ‘S’ (curvas) y será la zona donde tengan que atacar para abrir diferencias, porque después vendrá un tramo más llevadero, con una bajadita incluso que permitirá a alguno de los rezagados intentar enlazar de nuevo, antes de los 500 metros finales, que volverán a picar bastante”, añade Purito.
Ya arriba, a 1.914 metros de altitud, se observa la cima de varios de los numerosos puertos andorranos, así como las localidades de la citada Arinsal, Andorra la Vella y tramos tanto españoles como franceses. “Al ser tan pronto seguro que alguien sufre. Es problable que alguno esté descolocado. Lo más lógico es que todo se decida al final, ya que la vertiente en la que subirán Ordino no es tan dura, pero es factible que solo queden unos 70 corredores en cabeza”, explica un Joaquim que se cruza durante la mañana con varios ciclistas de la zona.
“Una fuga lo tendrá difícil para llegar, porque todavía no habrá nadie muy lejos del maillot de líder y será un reto ambicioso para muchos equipos. Es una prenda que siempre gusta vestir. Unipublic acertó con este diseño de etapa, porque meter más dureza tan pronto es complicado. Hay que dejar que rueden al menos una semanita”, concluye el ex de equipos como la ONCE, Saunier Duval, Caisse d’Epargne y Katusha, y también medallista mundial.
“Casi todos conocen Arinsal… y el más explosivo triunfará”, sentencia Purito, en un final que se adaptaría bien a sus numerosas cualidades ciclistas.