Puy de Dôme, el volcán de Bahamontes, Jiménez, Ocaña...
La cima volcánica, prohibida para los cicloturistas, está repleto de anécdotas e historias en el pasado, con buen sabor español. Vuelve tras 35 años y será la meta en la 9ª etapa del Tour 23′.
En los libros ciclistas, las anécdotas de los más veteranos, varias de las gestas más recordadas... hay un denominador común: se repite el Puy de Dôme. En el Macizo Central, cerca Clermornt Ferrand, se encuentra esta cumbre de un volcán extinguido mucho tiempo atrás y que durante el pasado siglo fue una de las cimas más destacadas del Tour de Francia, y además con buenos recuerdos, además de para el ciclismo en general, para el español. Es una ascensión sin apenas rectas, que forma una especie de curva gigante y que sirve para subir la ladera en forma circular. Tras 35 años de espera, desde que se ascendiera por última vez en 1988, volverá a formar parte del Tour de Francia. Sus 13,3 km al 7,7% de media serán el desenlace de la novena etapa, justo antes del primer día de descanso.
Se trata de una subida que, repasando sus triunfadores y protagonistas, da a entender el caché y la relevancia que tiene. El primero fue Fausto Coppi, un habitual de inauguraciones, que se impuso en 1952. Luego, las visitas de la carrera a la cima fueron constates. En 1959, Bahamontes brilló en una cronoescalada que fue parte importante de su triunfo en la general. En el 1964, otro triunfo español, el de Julio Jiménez, aunque la imagen llamativa de aquella jornada fue el hombro con hombro sobre la bicicleta que tuvieron Anquetil y Poulidor. En 1971 Luis Ocaña alzó los brazos, escasas horas antes de hacer una de las grandes hazañas (al día siguiente metió casi nueve minutos a Merckx). En 1973 volvería a triunfar Ocaña, y ese año el conquense sí que pudo conquistar el Tour. En 1975, Merckx fue agredido por un aficionado (nunca más volvería a ganar el Tour tras aquel incidente).
Los españoles siguieron brillando en el Puy de Dôme en los años siguientes, especialmente en 1983, cuando en una cronoescalada, Ángel Arroyo y Pedro Delgado firmaron un doblete y en 1988, este último dejó casi encarrilado su victoria en la general del Tour. El segoviano fue tercero en una etapa en la que el triunfo fue para el danés Johnny Weltz. Lo que muchos no esperaban es que hasta 2023 no tendría relevo en el palmarés. Y, como gran peculiaridad, esta subida no la pueden hacer los cicloturistas (solo de manera excepcional en una marcha anual). De hecho, no habrá público en los cuatro kilómetros finales: “Era la condición que teníamos para que el Tour recuperara esta cumbre mítica. El hecho de que podamos subir me da felicidad y emoción. El impacto será extraordinario, ¡como un terremoto!”, dice Prudhomme, director del Tour desde 2007, que de esta manera “cumple” uno de sus grandes objetivos.